DICEN QUE…

DICEN QUE…
(EB-28 octubre 2009)

Dicen que “todo tiempo pasado fue mejor”…no estoy muy seguro de afirmar lo mismo. No estoy de acuerdo con ese enunciado. Cada época tiene su encanto, su recuerdo, su disfrute permanente de lo que vivimos. Cuando se es niño, las imágenes se suceden borrosas…cuando adolescente están más claras, ya adultos, sin duda que es más fácil recordar, vivir, disfrutar.

Para mí las vivencias son como las ciudades, no merecen compararse. Debemos aceptar que cada ciudad como cada momento es especial. Así como cambian los colores de una ciudad, son las personas las que cambian también en una vivencia. Jóvenes, niños, mayores…hombre, mujer, y los otros…animal o persona…triste o alegre…sano o enfermo… es la variedad de momentos que vivimos al lado de otros o…solitarios.

Es emocionante las veces que vivo mi bandera, o mi himno patrio en otra ciudad lejos del Perú. El sólo escuchar mi nacionalidad en un evento artístico-cultural, siempre me emociona…es indescriptible, es para vivirlo y contarlo. La manera cómo en una ciudad lejana de mi país, me tratan con educación, atención y cortesía extremas, siempre es más que grato.

La emoción que me produjo mi matrimonio, el nacimiento de mi hija Carla Paola, la muerte de mamá o papá, el reencuentro con amigos que se perdieron en la bruma de la tarde, los amigos que se fueron lejos, y los que se encerraron en algún convento para vivir su vocación religiosa….siempre me conmueve. La sonrisa de un niño, la dificultad de movimiento de una persona mayor, la riqueza o pobreza extremas, la navidad lejos, el cumpleaños lleno de saludos, el primero y el último día de clase, el misterio alrededor de la grave enfermedad diagnosticada, el silencio de la soledad….o la soledad del silencio.

La historia de los caballos de bronce de la pileta principal de Bordeaux; la de Berlín bombardeada; la de la ciudad donde nací que no tiene monumento español en pie siendo la primera fundada por ellos….El holocausto judío, la estúpida matanza de Las Cruzadas; el exterminio de nuestros indígenas en América y el tráfico de negros de Angola….La leyenda de los hermanos Ayar y la de Manco Capac y Mama Ocllo saliendo del Titicaca me parecen revolucionarias, apasionadas, inigualables; la muerte de Juan Pablo II me enternece hasta las lágrimas….Releer “El Mundo de Sofía”, “El Quijote de la Mancha”, “Los Comentarios Reales”, siempre es volver a vivir….Escuchar “Anónimo Veneciano”, “Tocata y Fuga” de Bach, “La Marcha Fúnebre” de Chopin, el “Ave María” de Schubert; mirar “ La Virgen de Las Rocas” de Leonardo en el Louvre, “Disfrutar de la Coronación de Napoleón Bonaparte” de Louis David, o mirar a El Greco en El Prado…siempre es indescriptible…como es también así el primer amor, el primer beso, la primera caricia…..encantador.

Entonces el “dicen que”…se transforma en “digo que”, porque lo vives, lo señalas, lo digieres…Es cuando como ser humano sigo las líneas que me ha trazado la Naturaleza, y muchas determinan mi futuro o recuerdan mi pasado…tal vez en una vida anterior… algo que como un sueño he vivido disfrutándolo.

Todo lo que vivo me hace estar más cerca de la gente…vibrar, aguardar, ser capaz de, encontrar la posibilidad de entender, garantizar la profundidad del ser, que hemos perdido. Ver nuestros aciertos y nuestros errores con independencia, para entender a los demás cuando aciertan o cuando apasionadamente se equivocan. Porque periódicamente nacemos para experimentar, al ritmo de las grandes influencias de nuestros educadores, nuestros padres, la familia, la sociedad, el modelo que elegimos en un hito determinado para tratar de ser igual o casi parecido…y podemos equivocarnos.

Con todo lo vivido, he aprendido a ser generoso con mis amigos en sus dificultades, obsequiarles los colores brillantes y alegres en mis motivos pictóricos, y les demuestro cada día la pulcritud y el orden como algo fundamental en mi propia vida. Eso me hace detestar lo superfluo, lo fastuoso, y agradarme de la larga duración donde el color sea la cubierta de todo lo que me acompaña: ropa, libros, muebles, artefactos….haciéndome un buen bebedor de los detalles que me hacen feliz.

En ese “dicen que”…debo reconocer que no disfruto de mi elevado sentido crítico y discriminador, especialmente cuando examino pequeñeces. Dicen que suelo ser acre con quienes me rodean, peor aún conmigo mismo. No me siento bien con mi astucia y lengua viperina porque molesta a los demás…y gravísimo es no aceptar bajo ningún aspecto que me respondan mal o critiquen mis propios fallos. Y…”dicen que” mi sentido del deber y de la responsabilidad se convierten en puntos exagerados, donde pierdo mucho tiempo en los detalles sin importancia…que es lo que más molesta a la gente. Sin embargo, es un encontrarme cada día, fotografiar mi conciencia para medir la energía, el tiempo que me queda, el convertirme en huraño muchas veces, y derivar mi poca emoción a quienes me hacen sentir querido y seguro, los que me hacen entender más… por lo que estoy hecho.