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Mi blog es como un retazo de mi piel que quiere llegar a ti y a los tuyos.
Que sepas lo que íntimamente vivo en lo apartado de la gran ciudad.
Lo que me mueve en mi parte sensible como a todo ser humano.
Conoce mi manera de ver, sentir y pensar.

Visítalo cada cierto tiempo, léelo, disfrútalo, escribe tus opiniones,
sugiere secciones y reenvíalo a todos tus amigos y familiares.


Ayúdame a saber que tiene sentido lo que escribo…todo depende de ti…y de los tuyos.

Muchas gracias.


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jueves, 27 de enero de 2011

EXISTE LA FELICIDAD DE PAREJA?

EXISTE LA FELICIDAD DE PAREJA?

(EB- 21 setiembre 2009)



Un notable amigo militar me llamó muy entusiasmado de Washington (USA) para saludarme por mi muestra “El Orgullo de ser peruano” que se exponía en la galería del Centro Cultural Peruano-Japonés de la ciudad de Lima. Hablamos mucho rato, dado que nuestra amistad se remonta a la época que era él un estudiante en el colegio militar Leoncio Prado y después pasó a la Escuela de Oficiales del Ejército Peruano, en la zona del distrito de Chorrillos de la capital peruana. Recordamos los amigos comunes, las fiestas de fin de semana, los recuerdos de años, etc.….Al estar por finalizar la conversación de mi parte (me cansa hablar mucho tiempo por teléfono), le pregunto…-Cómo está Rossana tu esposa-…a lo que me responde…-Rossana, ya fue-(término que usan ciertos peruanos para decir que la relación terminó). Pero esta relación de mi amigo militar y su amada Rossana de otro tiempo pasado mejor, había terminado a los pocos meses que llegaron a Washington para ocupar él, el cargo de Agregado militar en nuestra embajada. En las muchas reuniones sociales que se estilan, conoció a otra compatriota, y terminó cortando la relación con su esposa de más de 20 años, cambiándola por una persona más joven.


Hoy, es un caso común, ver que las parejas de años se separan, se permutan, se cambian, como quien cambia de ropa. Es decir, con la facilidad de un tris, sin respeto de sentimientos, hijos, unión familiar, etc. sólo contentando caprichos que son generalmente de tipo sexual y en el caso que relato además, para escalar profesionalmente gracias a la pareja nueva.


“Catástrofes afectivas y dilemas relacionales”, llama la escritora argentina Daniela di Segni en su libro cuyo título “Por qué dura el amor?, toca el tema de las parejas y la relación de estas. Parece ser que para ella una relación que dura veinte años, es la relación ideal. Me permito discrepar, porque los enamorados se proyectan para amarse toda la vida, como lo manda la religión de cada cual en los cinco continentes.


Lo cierto es que conozco matrimonios que duran para siempre, porque sin duda como añade la autora “algo pasa de bueno entre ellos”. Debe ser la seriedad de la relación que asumen, el tener hijos que necesitan educación, unión de pareja para cimentar su propio mundo, pero sobre todo padres que amándose ellos, pueden amar a los hijos y a los demás seres humanos. Indudablemente, pienso que en la vida de una pareja existen grandes sacrificios y renuncias, amor intensificado por la convivencia, encuentros de enseñanza mutua para trasmitir a los hijos, acumulación de recuerdos que los hace felices, lectura diferente a las otras parejas y apoyo para salir adelante. Así el tiempo se vuelve incondicional y el amor crece como una expresión natural de ambos al paso de los años, frente a los demás y en la intimidad de ellos.


Creo que la clave de la unión es la tolerancia. Mis padres tuvieron una relación de más de 60 años. Eran la expresión del amor como su mejor carta de presentación social. Tuvieron 6 hijos y papá crío y educó al primer hijo de mi madre (6 años), cuando se conocieron .Papá era limeño, hermoso, criollo, trabajador incansable y puntual, pícaro, coqueto, seductor literario, sensible, amigo, solidario, blanco colorado, ojos azules verdosos, cabellos castaños, mediana estatura, trabajador, aficionado a la jerga popular, bautizador de “apodos”(chapas) a los amigos cercanos y a nosotros mismos. Mamá, también de mediana estatura, morena de ojos pardos claros y grandes, tranquila, sumisa, callada, creyente, sensible preocupada por nuestra educación y alimentación, amorosa, gourmet en esencia, ocupada en las tareas del hogar, comprensiva, solidaria con su familia y nuestros amigos.


Los momentos difíciles pasaron desapercibidos, y los momentos de opulencia eran tranquilos sin soberbia pública. Los hijos crecimos en el encanto de una relación llevadera, que nos obsequió la base para nuestra seguridad personal. Gracias a ellos, crecimos y formamos nuestra propia familia.


No escuché nunca que ellos se unieron planificando su vida. Ninguno idealizó al otro sabiendo que la perfección no existe, su proyecto común éramos sus hijos, y nosotros aprendimos a reflejarnos en ellos para construir lo nuestro. Es que las parejas que lo planifican todo, sucumben al primer fracaso, o a la primera caída. Las que “se tienen que casar” porque han adelantado el embarazo, son de futura relación conflictiva. Las que desean “respirar” a través de la nariz del otro(a), equivocan el sentir de la relación.


Las personas duran en su relación, porque respetan el espacio de la pareja. No mezclan, no confunden, no celan, no insultan, no agreden, no intrigan, sólo buscan que su pareja sea centro del afecto, de eso que llamamos amor, independientemente de lo que sucede a su alrededor.




lunes, 24 de enero de 2011

Conoce a Enrique Bustamante


Conoce a Enrique Bustamante

25 / Nov / 2010


¿Qué sabes acerca del profesor de pintura? ¿Conoces su nombre?


¡No sabes de lo que te estás perdiendo! Enrique Bustamante no es sólo profesor del taller de pintura de la UPC sino también: historiador, conferencista, escritor, docente y artista plástico. Estudió en Lima y el extranjero. Es considerado el último pintor naif* en el Perú, Bustamante plasma en sus lienzos la flora y fauna de América. Ha incursionado sumando a la pintura, en cerámica, artes gráficas, diseño publicitario, diseño textil, batik, vitrofusión, diseño de vestuario y joyas, escenografía, murales, objetos-arte, artes decorativas, fotografía, grabado, y otros, alcanzando el éxito que reconocen los países que guardan su tarea artística.

(*)La denominación naíf (del francés naïf, 'ingenuo') se aplica a la corriente artística caracterizada por la ingenuidad y espontaneidad, el autodidactismo de los artistas, los colores brillantes y contrastados, y la perspectiva acientífica captada por intuición. En muchos aspectos, recuerda (o se inspira) en el arte infantil, muchas veces ajeno al aprendizaje académico.


Las clases son amenas y divertidas, te desestresas con tal solo entrar al salón. En serio, todos los días quieres que sean viernes y expresar todo lo que sientes (estrés, preocupación, tristeza, amor, alegría...). No importa si estudias Administración, Ingeniería, Medicina, Arquitectura... la carrera no es problema, el profesor te guiará en lo que necesites. Nada mejor que coger tus pinceles, colocar las pinturas en la paleta, mezclar colores y poner todas tus emociones en un lienzo.


Deberías probarlo, un taller muy bueno con un profesor excelente.



Cerro San Cristóbal como inspiración de arte

22 / Nov / 2010


El día sábado 20 de noviembre se llevó a cabo un concurso de pintura en la parte posterior del Palacio de Gobierno, donde 270 artistas peruanos y extranjeros plasmaron la belleza del cerro San Cristóbal, ubicado a 400 metros de altura. El primer lugar fue para Persi Narváez Machicao,artista de la Escuela Nacional de Bellas Artes, quien recibió 5 mil nuevos soles; El segundo lugar fue para Edgar Flores Ticona, premiado con 3 mil nuevos soles.


El jurado estuvo conformado por los reconocidos artistas plásticos Venancio Shinki, Leonel Velarde, Enrique Polanco, Jaime Romero y nuestro profesor de los talleres de pintura y batik: Enrique Bustamante. Ellos evaluaron la originalidad, creatividad y habilidad para demostrar la belleza del cerro ubicado en el distrito del Rímac. Al evento asistió el Presidente de la República.








sábado, 22 de enero de 2011

LUIS JAIME CISNEROS EN LA CANTUTA

LUIS JAIME CISNEROS
EN LA CANTUTA
(
Manuel Valdivia Rodríguez)




En la iglesia Virgen de Fátima están siendo velados los restos de Luis Jaime Cisneros. En homenaje suyo podemos repetir los versos que Antonio Machado escribió cuando murió Francisco Giner de los Ríos, el maestro de España, conductor de la Institución Libre de Enseñanza:


“¿Murió? . . . Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma”.


Luis Jaime Cisneros no está más con nosotros. Pero eso no es tan cierto. Los maestros, los grandes maestros, dejan siempre una estela luminosa con partículas radiantes que seguirán orientando los pasos de sus alumnos y discípulos. Y el duelo que cabe ante su muerte, entonces, no es sino, como dice el poeta, “un duelo de labores y esperanzas”.


Serán mencionados muchas veces sus vínculos cordiales con la PUCP, la Pontificia Universidad Católica del Perú. Eso será justo. Pero yo quiero hablar de su paso por la Escuela Normal Superior de La Cantuta, la mayor experiencia latinoamericana para la formación de profesores, en el lustro que terminó en el año de 1960, cuando el gobierno de entonces arrebató a esa institución su categoría universitaria y expulsó de sus claustros a una congregación de maestros que difícilmente tendrá parangón en el continente. Para no caer en olvidos injustos, quiero mencionar sólo a los profesores del área de Lengua y Literatura, que, convocados por Walter Peñaloza, trabajaron por pocos años en esa hermosa escuela, enclavada en un valle de Chosica: Manuel Moreno Jimeno, Pedro Benvenuto, José María Arguedas, Javier Sologuren, Washington Delgado, Luis Alberto Ratto, Guillermo Daly, Oswaldo Reinoso. Entre ellos, flor de sabiduría ya, Luis Jaime Cisneros, que aun no tenía cuarenta años.


Luis Jaime –así lo mencionábamos, atrevidamente, los jovencitos provincianos que nos formábamos en esa escuela- tenía a su cargo los cursos de Lenguaje. Iniciaba sus clases siempre con esa su tos característica y limpiando las gruesas lentes de sus anteojos. En ellas, haciéndonos reflexionar sobre el habla, inculcaba en nosotros el amor por un empleo cuidado del castellano, lengua implantada en el Perú, pero, al fin y al cabo, una de nuestras lenguas. Discípulo de Amado Alonso y Henríquez Ureña, acudía, como parte de su método, a la lectura de textos ejemplares. Fragmentos de la prosa de Azorín, Unamuno, Valle Inclán, Galdós, eran leídos por él, con una insuperable calidad que ponía ante nuestros oídos el maravilloso discurrir del castellano escrito. Así, subliminalmente, nos iba acercando, en clases que no eran de literatura, a las obras cumbres que nos conquistarían para siempre.


En una ocasión, dos alumnos fuimos a buscarlo a su oficina para que nos ayudara a desenmarañar, lo recuerdo bien, uno versos del romance de Angélica y Medoro, de Luis de Góngora, del cual teníamos que dar cuenta a Guillermo Daly. Solícito como siempre, en un momento de la conversación, Luis Jaime recitó, de memoria, la estrofa inicial de la Soledad primera “Era del año la estación florida/ en que el mentido robador de Europa / (media luna las armas de su frente, /y el Sol todos los rayos de su pelo)…”. Lo hizo para explicarnos el mecanismo de la metáfora. Pero relato la anécdota porque ella muestra varias facetas de Luis Jaime como maestro. Fuimos dos alumnos, dos solamente, a perturbar su tiempo. Y sin embargo, nos lo concedió generosamente, porque él tenía un inmenso cariño por la juventud, en la que siempre asentó sus esperanzas. Era frecuente verlo paseando por los pasillos de la escuela, conversando con algún alumno de secundaria, en un ir y venir peripatético que seguramente estaba dejando huella permanente en el espíritu del muchacho. Tenía, pues, la primera calidad que se exige a un maestro: el respeto por la persona de los estudiantes. Y tenía otra, que también queda mostrada en esta anécdota: una inmensa cultura, cuyos bienes estaba dispuesto a compartir con los demás. No era él un profesor que se preparaba para dictar sus clases. No. Era un hombre preparado. Un hombre que –como quería Borges- sabía su oficio. Por eso sus clases –fueran de gramática o de lingüística, fueran de literatura de la colonia o de redacción- eran siempre brillantes, no para deslumbrar a sus estudiantes, sino para decir sin palabras que cada uno debe aspirar a los mayores dones de la cultura, cosa que solo puede ser conseguida cuando el docente tiene una formación sólida y un aprecio singular por las creaciones humanas.


En los días en que los profesores y estudiantes luchábamos porque nuestra escuela conservara su rango ante un decreto gubernamental, Luis Jaime nos enseñó lo que ahora quiero destacar como una tercera calidad de la docencia: ser leales con la institución. Él, que compartía sus tiempos entre la Normal y la PUCP, siempre volvía a la escuela, a asistir a las asambleas, y para hacerlo tenía que cruzar el río saltando sobre las piedras, porque la policía impedía el ingreso a la institución. Esa es la misma lealtad que siempre alimentó también por su universidad, la PUCP, y que cada maestro debe guardar por su institución, que no es un local, sino –lo decía Encinas- un colectivo de maestros que persiguen fines compartidos.


Otras facetas serán mencionadas en estos días en que se harán muchos homenajes al maestro. He querido mostrar estas tres, porque con ellas Luis Jaime contribuyó a la formación de varias generaciones de maestros. Por eso, ahora que lo recordamos, recordamos con gratitud a quienes formaron con él una cohorte de educadores que lucharon por la dignificación del magisterio. Honor a él, honor a ellos.

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jueves, 20 de enero de 2011

EL ATELIER HOY


EL ATELIER HOY

(EB-18 setiembre 2010)




En mi taller, las paredes trasmiten colores vivos, alegres, cálidos. Algunas son lisas, y otras texturadas. La mayor parte son blancas como la nieve y otras lucen el verde limón, rojo bandera, violeta y azul acero. Todas son hechas en línea recta vertical y parecen elevarse al cielo. Las ventanas con tejido islámico y otras con acrílicos y vidrios de color, brindan un espacio místico, sumado a los arcos de medio punto que comunican una habitación con otra. Es pequeño, pero es el lugar más hermoso en toda la tierra. Allí vivo y disfruto de sus rincones como un niño con su primer juguete en navidad. Pinturas de varios artistas y mías ponen el toque al ambiente. Sumado a ello el aroma de las flores en jarrones y olor a eucalipto, sándalo, pachuli y violetas siempre. La naturaleza entera unida a mi pintura y por tanto a mi vida.


Los recuerdos del antepasado y de mis descendientes se ubican en retratos fotográficos y objetos diversos. Allí participo de la vivencialidad del amor pleno. Del aspecto autónomo y privado. De la respuesta permanente y fundamental a la pregunta de la soledad compensada. Creo que he cambiado a ésta por la belleza, la paz, la paralela fusión de lo precioso, cuando el tiempo ha ganado imagen o mi imagen a ganado tiempo. Asumo que para muchos es difícil aislarse, vivir en el mundo y de espaldas a este. Ser del mundo y dramáticamente mirarlo desde esa rejilla de mi ventana costera. Desdibujo en algunos la tradicional expectativa de creer que soy lo que piensan, y ser lo que sé que soy. Un solitario social tratando de mantener los valores que se van perdiendo. Ocultando mi piel castigada por el tiempo cada tarde. Un devorador desesperado de su propia sombra. No acelero nada, vivo cada hora y cada día, sin tensionarme, imaginando, creando, habitando ese taller del silencio de los vecinos y de la plenitud de un musical producido por los aparatos diversos que disfruto.


Es mi taller el refugio para protegerme de la realidad pasada y del futurismo inyectado, de los retratos donde “Dorian Gray” ha dejado sus más crueles huellas del pasado y del presente. Guardo la más dura imaginería universal de cómo fuimos y cómo somos ahora. La crueldad del tiempo, el ritmo más rápido para perder juventud. El tiempo que no pasa sin dejar huellas. Así lleno de pinturas y color los muros de mi taller, donde los espejos no reflejen la información de lo majestuoso perdido. Así el descenso será más convergente con mis pinturas.


Mañana cuando avanzado en edad me sienta y me vea reducido…mi taller seguirá remozándose con todos los materiales que pueda consumir, con el arco iris pleno si es preciso, para alegrar el reciclaje cruel, la mejor fuente energética, despersonalizándome y lejano a mi conciencia de artista….hasta que la muerte nos separe , cuando la vida ya no continúa, se interrumpa, se apague, se corte…también en mi….. ella tiene fin.















SEÑOR PRESIDENTE

SEÑOR PRESIDENTE

(EB-enero 2011)





Quería que este escrito fuera tiempo después, donde lo fresco no me hiciera idealizar en detrimento de otros, a la persona en nuestro particular encuentro, con el presidente de la República del Perú, Dr. Alan García Pérez, a quien en todo momento con respeto y seguridad llamé “presidente García”. Fue la mañana del sábado 20 de noviembre de 2010. De acuerdo a la invitación hecha por el programa “Construyendo Perú” del Ministerio de Trabajo, asistí invitado para ser miembro de un jurado calificador del” II Concurso de Pintura sobre el Cerro San Cristóbal”. Tuve la oportunidad de ser quien recorrió con el presidente todos los espacios con caballetes, mesas y bancas de los artistas profesionales en número de casi 300, venidos de diferentes puntos del Perú, para expresar a su manera lo que significaba para ellos en su composición y técnica el cerro ícono de la Ciudad de Lima. Desde que fui avisado a mi celular, luego tuve la invitación en mis manos, y finalmente me hice presente ese día a las 11 de la mañana en la residencia de palacio de gobierno, no entendía qué era lo que estaba pasando conmigo. No soy militante político de ningún partido. Y aunque tengo nexos amicales hace años, con muchos de los políticos del Perú, no me he servido de ellos, para lograr nada. Por ello, me parecía inmerecido haberme invitado a ser jurado, habiendo tantos docentes de arte y tantos artistas más importantes o publicitados que yo en el país. De todos modos, hasta hoy considero un halago, un reconocimiento a mis años de artista plástico, el que se me invitara.


Conocí a la Dra. Manuela García, Ministra de Trabajo y su séquito de colaboradores. A ello se suma el reencuentro con mi amiga y ex alumna Dra. Mirella Talledo, organizadora del evento. Entretenido en responder a la prensa, grande fue mi sorpresa al escuchar un barullo y ver docenas de cámaras fotográficas, de videos y otras, cuando apareció en la escena el presidente García. Sin duda todo un revuelo. Asumo que personalmente es diferente, bastante alto, imagino que 1.95 m, y se ve grueso, pero no tanto como en la televisión. Irradia mucha simpatía y carisma, es un dominador del medio donde se mueve. Cada saludo es correspondido con una sonrisa y siempre una palabra emblemática, una gracia permanente para su interlocutor. Me llamó la atención su paciencia para hablar y tomarse fotos con cada uno de los artistas quienes naturalmente deseaban guardar un recuerdo de su presencia al lado del presidente de todos los peruanos. Actué con la mayor naturalidad, sin situarme en ningún lugar preferencial que no se me fuera permitido. Acompañé al presidente García conversando sobre técnicas, procesos, composición, empaste, pinceles, diluyentes y otros propios de mi profesión como pintor. Sin duda que el presidente conoce mucho de ello. Pero me sorprendió más, cuando un pintor le explicaba sobre el río Rímac en épocas pasadas, y el presidente nos dio una cátedra desde la época pre inca hasta nuestros días, con la maestría de un historiador.


Siempre se dirigió a mí como “Maestro pintor”, hasta que finalmente dijo mi apellido al despedirse. Era las 2 de la tarde y había que volver dos horas después para evaluar a los concursantes. El presidente se despidió, luego de tomarse también fotos con un equipo de jóvenes periodistas chilenos, damas mayores de origen norteamericano, parejas de jóvenes mexicanos, alumnas uniformadas de un colegio nacional de la ciudad, niños hijos de algunos pintores, y desde luego que no queriendo recargar su agenda fotográfica, no le pedí una foto conmigo. Guardo los videos y fotografías de la prensa, que me hicieron llegar educadamente a mi taller.


Sin duda que la investidura convierte en importante a las personas. Hay un sentimiento profundo a quien representa a todo un país. Es producto del respeto y educación (protocolo) que se debe guardar ante una persona tan destacada. Pude entender lo que es un partido político como el que milita el presidente García. No hay nadie en sus filas que pueda reemplazar un personaje tan carismático. El APRA es Alan García y Alan García es el APRA. No existe ningún perturbado por allí que pueda pensar lo contrario. Ahora me explico el por qué de su segunda elección, y la tentada oportunidad de ir a otra postulación. Ha hecho, según los entendidos, un mejor gobierno que el anterior. Sus debilidades partidarias son propias de la gente que antepone el ego antes que el país y el partido. Mantenernos en paz con los vecinos, preocuparse por agua para todos, continuar con el programa “Mi Vivienda” del presidente Toledo, valorar el papel y desempeño de políticos no apristas para su gabinete, o encargos trascendentes en el gobierno…entre otros, me parece producto de su democracia europeizada.


Mucho ha aprendido en el camino el presidente. Ha dejado atrás la intriga propia de los políticos que maquinan volutas de humo bajo la manga. Ha aprendido también con mucha inteligencia a mostrar su rostro, con una energía que es escasa en otros políticos de nuestro medio. Si bien es cierto también, hay veces me da la impresión que vive solitario en un inmenso palacio. Tal vez, meditando sobre qué es lo mejor que puede hacerse para que el Perú sea de todos los peruanos, con agua, luz, educación, tecnología, libre de las frivolidades que suelen obsequiar los políticos cuando buscan el voto popular de los incautos. A pesar de su recorrido de varios años en el poder, el presidente García no ha caído en el abismo partidario, en el que se encierran sus correligionarios para discutir asuntos en los que claramente el no está de acuerdo. Tampoco se ha ocultado tras las paredes de su palacio para callar, olvidar, o vivir sueños equivocados o esquivos.


Sin duda, conocí a un presidente amable con los artistas participantes, aficionado a la jerga de los intelectuales, seguro de cada frase expresada, donde la abstracción no existe, ni la lisonja se regala de manera barata. Creo que siendo yo tan crítico, he tenido la satisfacción de conocer al presidente García en un horizonte de color y belleza, donde los peruanos que hacemos y vivimos del arte, podemos encontrar que en la esfera más alta del poder, hay alguien que le interesa y respeta lo que hacemos, porque además es sensible a la belleza y a la cultura. Alguien que promueve inexplicables esperanzas de los que también hacemos arte, creando literatura, escribiendo poesía, danzando, actuando, diseñando. …porque también así se hace la patria, se hace el Perú, país milenario de todos los peruanos.


A las cuatro de la tarde, el jurado en pleno: Venancio Shinki, Enrique Polanco. Leonel Velarde, Jaime Romero y el suscrito, nos reunimos en el Salón Dorado de palacio. Allí tras acalorada, responsable y amical discusión, señalamos quiénes eran los pintores ganadores del concurso. A la mañana siguiente, sobre un tabladillo en el patio principal de palacio, el que da a la Plaza Mayor de la ciudad, se exhibían los trabajos seleccionados sobre caballetes. Y a determinada hora, la ministra García y los jurados hicimos entrega de los premios de dinero y otros, previo diploma de reconocimiento, la alegría fue total, y el público apreció una a una las obras seleccionados y también las premiadas. Había concluido mi tarea, la cercanía a la Casa de Pizarro, la casa del presidente de nuestro país….había cumplido con una importante invitación y con los artistas que participaron. Entonces Leonel, Jaime un amigo camarógrafo del presidente y yo, nos enrumbamos al “Cordano” para degustar nuestra comida peruana…..Y colorín colorado…