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miércoles, 28 de marzo de 2012

INVENTANDO PARA EL CONSUMO




INVENTANDO PARA EL CONSUMO

(EB-23 agosto 2011)




De manera casual, o persiguiendo concretizar una idea, hay hombres y mujeres en la historia ausente y en la presente, que lograron realizar lo propuesto a costa de muchas peripecias que algunas lindan en lo cómico. Tal es el caso de la persona que inventó el billete. Sí ese papel moneda que ha convertido en demonios a unos y a los que se hacen pasar por ángeles, para amasar fortuna de otros utilizando la fe, la bondad, la edad y la abundancia. Ahora que el dinero mueve todo o casi todo en el planeta, hay quienes están a la espera de convertirse en ricos para disfrutar de una vida no siempre santa. Y están los otros, los que en actos de magia en el Estado, o la administración de alguna empresa, institución, o centro educativo resultan de la noche a la mañana en operadores millonarios de un destino incierto.



Las monedas de oro, plata y cobre aparecieron mucho después del sistema llamado “trueque”, que aunque parezca insólito aún se aplica en diferentes partes del mundo y también en nuestro país. Este uso de monedas para las operaciones comerciales, originó la aparición de alforjas, o bolsillos en la vestimenta para guardarlas. Desde inicios del siglo XVIII, se puso en circulación los billetes, gracias a John Law (Edimburgo 1671- Venecia 1729).Jugador empedernido por los tugurios de Londres, en interminables partidas que desquiciaban a sus adversarios, pagaban sus deudas con pesados cofres, títulos de propiedad y otras pruebas de riqueza.



Expuesto el jugador a riesgo de perder el honor y la vida a salto de espada cuando las cosas acababan en duelo y escaramuzas, este escocés vivaracho y triunfador en las mesas de juego, Vividor, amante de la geometría, las matemáticas, la magia y lo esotérico, fue quien inventó el papel moneda. Rápidamente se convirtió en una estrella de las finanzas. Su vida era una apuesta constante, desafiando a las autoridades permanentemente, y sin quererlo cambió el mundo y la historia comercial de los pueblos. Su padre William Law, era un rico banquero: Un problema renal hizo que su vida terminara y fue el mejor obsequio para no vivir viendo cómo su hijo dilapidaba la fortuna que heredó.



Su vicio por el juego fue una tarea que no pudo frenar en él su padre. Los naipes eran un reto para sus conocimientos matemáticos. Algún día que se quedó sin nada viajó a Londres y allí se cruzó con otro hombre eminente: Daniel Defoe, escritor, marinero y hombre con visión para los negocios, quien fundó la primera compañía de seguros navales en Londres. Por entonces Europa toda se fascinaba con la corte francesa y el Rey Sol. Luego de un incidente gravísimo, huye a Amsterdan (Holanda) donde cambió su vida hacia un mejor orden dedicándose a los estudios. La disciplina la convirtió en un banquero prominente. Fue un hombre cosmopolita, reflejando los íconos de los mejores hombres de su tiempo. Se convirtió en un idealista preocupado por la pobreza europea. Cuestionaba y reinventaba todo, fue un radical nada conformista. Diseñaba sus propios trajes. Siendo protestante vivió con una mujer católica con la que tuvo dos hijos. Era un hombre de acción. Su vida no dejó de ser turbulenta, sin aliento, sujeta a cambios y movimientos constantes.



Llegó a la muerte de Luis XIV en 1715, pasando a la historia gracias a la asesoría que brindara al regente Felipe Duque de Orleans, quien hereda la fortuna del rey. Fue en esa corte donde puso en práctica sus teorías más arriesgadas fundando el Banco General que después se convirtió en Real y emitía moneda para respaldar al Estado francés. Luego de varias aventuras financieras que lo hicieron colapsar, fue asaltado por la muchedumbre en la calle. Huyó hacia Venecia con su hijo de 15 años, tres ayudantes de cámara, y una escolta de 12 soldados protectores. Murió a los 58 años en 1729.



Los venecianos llegaron a admirarlo por haber conseguido convertirse en un buen coleccionista de arte: Tiziano, Rafael, Tintoretto, Veronese, Miguel Ángel, Da Vinci o Canaletto entre otros colgaban de sus paredes. Muchas de esas obras de arte, según sus enemigos, llegaba del millonario tesoro de plata que le producía jugosas rentas desde el extranjero.







miércoles, 21 de marzo de 2012

LA CASA QUE NO PODÍA SER CASA




LA CASA

QUE NO PODÍA SER CASA




Muchas cosas suceden entre los hombres, y nos preguntamos ¿por qué?, a la manera del teclado de un piano tenemos días de teclas negras y días de teclas blancas. Miramos al vacío y como un griterío extraño, nuestra conciencia nos abre una respuesta que no siempre es agradable.



Es como que soñáramos que alguna vez se abrirá el cielo en un agujero divino y disfrutaremos la presencia de Dios. Nuestro cerebro tiernamente o desesperadamente, espera que nos sonría la vida de manera diferente y menos cruel, en algunos casos.



Pero la vida es así. Hay veces nos envuelve en un halo de fantasía y somos felices. Otras, nos quita brillo en el espejo y nuestra imagen se ve borrosa o no se ve y eso nos produce tremenda y silenciosa angustia. Digo esto, porque imagino que no todos vivimos júbilo y frescura en nuestra vida. No sólo padece el hombre hasta la locura, sino también las cosas que le rodean: árboles, animales, casas, habitaciones, juguetes, máquinas, prendas de vestir, libros y revistas, e innumerable sin fin de cosas y objetos….Dije ¿ “casas”?



Bueno, esta es la historia de una casa que no la dejan ser casa. Porque las hay donde viven con oropeles y lujos los potentados, los que no conocen el arroyo sino el jacuzzi, los que hay veces el tiempo sólo les sirve para satisfacer clandestinamente sus deseos. Los que ven en la bondad de las cosas lo fugaz del viento pasajero.



También hay casas que cuestan años de entrega pagando una cuota mensual para que no se apague el ruido de la vecindad encima y debajo de ellos. Son los que llamamos departamentos, y se elevan en nuestra ciudad como inicio de la vida de una joven pareja.



Están las otras, las que no se preservan, sino que destruyen para levantar un edificio. Allí no se dio la espalda a la vida, sino que se lucho con ella y en ella para alcanzar cada ladrillo, cada jardín, cada banca y se llenó por generaciones para brindar el calor de amor, que debe unir siempre a la familia.



Y están las que se proyectan ser casas. Levantadas en los cerros y arenales de nuestra ciudad, siempre a las afueras como una marginación personal que la sociedad absurdamente permite. Un desaforado afán de estar aquí donde se logra mejores alcances que en las ciudades del interior. Vivir aquí no importa el precio ni el desprecio racial que se sufra, con tal de tener un lugar para vivir. Construidas de esteras, plásticos y cartones. Con ausencia en muchos casos de luz, agua y servicios sanitarios. Lejos de la ciudad, ocultos como si fuesen de otra especie, muchos con hambre y sed, con dolor irremediable, sin recibir una palabra cálida, ni un abrazo de corazón, ni una sonrisa que pueda decirles que el Perú somos todos.



Así he pasado frente a casas muchas veces. Cada cual guarda el idioma que mi garganta no puede repetir por temor a sonrojarme o llorar. Sin embargo una casa especialmente me ha llamado la atención en estos días. Se ubica a espaldas de la cdra. 16 de una importante avenida de Surco (Monterrico-Lima). La conocí hace 26 años cuando ingresé a trabajar en el colegio francés. La vi siempre cuando obligadamente tuve que pasar delante de ella.



Era una casa que jamás le permitieron mostrarse en la plenitud de su construcción y belleza. Siempre tiene el frente cubierto con alguna plancha texturada que no permite apreciarla. Sólo pude ver que en alguna oportunidad que tenía dos pisos. Y digo “oportunidad”, porque en los años que la veo, los dueños o el dueño, la derrumban, y construyen otra diferente.



Para no despintar la zona donde se ubica, siempre la construyen de “material noble”(así llaman por estas tierras cuando se usa ladrillo y cemento).pero cada cierto tiempo parece descender sobre ella una maldición, que obliga al nuevo propietario derrumbarla….y nunca la dejar ser casa.



Lo irónico del asunto es que nunca tuvo un color definitivo. Alguno por allí que le diera la prestancia y elegancia que nunca alcanzó. Algún color que le permitiera que crezcan en su jardín ausente, inagotable número de flores y hojas para hacerla más lúcida, más elegante, más linda. Parece que en esa casa, existen puñales, custodias demasiado cercanas, o misteriosos ojos y escritos notariales y judiciales que cambian su estatus cada cierto tiempo. Está predestinada a nacer y morir en el menor tiempo posible, o en el desencanto de sus ladrillos, despreciados por el nuevo dueño.



Me apenó hace unos días verla nuevamente abajo. La grúa y las sombras habían hecho su diabólico trabajo. Pensé seriamente en los seres humanos que se parecen a esta casa. Cuando están satisfechos por sus logros oscuros o brillantes, tienden a desencantar se o ilusionarse, con nuevas vivencias.



Como ellas vamos volviéndonos viejos y vamos descuidando algunos rincones de nuestro cuerpo y de nuestro mundo interior. No nos interesa verificar la mugre que ensucia nuestras emociones, Tampoco la custodia de nuestros más bellos y mejores recuerdos. Así nos convertimos en danzantes pasajeros al cementerio, bailando alocadamente nuestra triunfal victoria o nuestro rotundo fracaso.



domingo, 18 de marzo de 2012

PENSAMIENTOS Y LUCES




PENSAMIENTOS Y LUCES

(EB- 12 octubre 2010)



Es importante la información social, cuando hablamos el aire vibra y nuestro sistema cerebral del habla, nos facilita la comunicación con otros seres humanos, en el mismo lenguaje oral o escrito. Es que el idioma nos permite codificar información social cuando leemos o hablamos. El lenguaje tiene la doble actividad, codifica afectos y nos brinda información psíquica (sentimientos y motivaciones).



Mientras la mente es un almacén de los estímulos que recibimos. La inteligencia es la captación de imágenes y aprendizajes a través de los sentidos. Así mismo, la fe es la respuesta del hombre a un Dios que se revela. Eso, porque somos una categoría que está fuera del reino animal. Somos la categoría de los humanos. En nosotros, los cambios se dan conforme van cambiando las generaciones, ya que el hombre es reproductor de costumbres, pensamientos, etc.



La generación actual (niños, adolescentes y jóvenes) reciben una información social a través de los medios, de las redes sociales, la misma que es incorporada para transformar al individuo. Mucho de bueno y positivo hace el internet y el cd, pero también contribuye a distorsionar la personalidad cuando su uso no tiene guía de adultos informados. Y es que aprendemos a darnos cuenta de lo que sucede a nuestro alrededor a través de señales y signos que nos obsequian los artistas, los diseñadores y los creativos de la publicidad y del producto masivo de información.



Debemos reestructurar cada cierto tiempo nuestra información para evitar la depresión, el apartamiento de las ideas contemporáneas y lograr el mantenimiento de nuestro equilibrio emocional como personas.



Hoy se dan con mayor frecuencia cambios conductuales en los jóvenes. Eso induce a los educadores a tratar a cada persona o individuo de manera diferente. No podemos crear una receta para solucionar problemas grupales. Debemos recurrir a estrategias o mapa personal para cada caso. Es allí donde la creatividad de los educadores se activa como una señal de lectura fácil.



El cerebro es un sistema de memoria muy grande. Tenemos y información psíquica guardada: rugido de un león, olor de las verduras, sonido de tal música…así el hombre se convierte en un productor de ejecuciones de las imágenes que guarda desde mucho antes de nacer. Pensamos, caminamos, dormimos de manera inconsciente.



Los jóvenes son una generación en formación, muchos son apáticos, abúlicos, consumidores de droga, depresivos, pero la tarea del educador es encontrar durante el proceso educativo, el desarrollo histórico de cada personalidad individual del estudiante. Es allí que empezamos a envejecer cuando la desorganización empieza a superar la organización y aprendemos a aceptar sin darnos cuenta que el mundo está bien y que debemos mantenernos aislados o aceptar los cambios negativos como positivos.



Así como existe una semántica de las palabras, también debemos encontrar una semántica de los signos psicológicos de las nuevas generaciones. Así se evita desmayar en una tarea que es un permanente reto a nosotros como padres y como educadores, de la conducta y el pensamiento humanos.






miércoles, 14 de marzo de 2012

Basura y poesia


Basura y poesia
Fuente: blog de Pedro Granado





Recuerdo con claridad que allá por inicios de los años 70 del siglo pasado, en mi íntimo colegio popular y parroquial de Lima, un joven, talentoso y entusiasta profesor de Arte --Enrique Bustamante-- nos iniciaba en el collage. Son las clases que mejor recuerdo y que por ese entonces adoraba. Jamás traía al aula los reglamentarios cuarto de pliego de cartulina, revistas, tijeras ni, mucho menos, la goma. Justo cuando faltaban unos quince minutos para terminar la clase --y presentar nuestros trabajos-- compraba a alguno de mis compañeros, por unos pocos centavos, una cartulina que ya nadie quería (el fugaz paso del tiempo la había devaluado); recogía del suelo los trozos de revistas o periódicos desechados; recortaba con la mano lo que de estos se me ocurría podría necesitar para mi composición; robaba un poco de goma por aquí y otro poco por allá. E indefectiblemente me sacaba 20 (veinte). Nota máxima, indecente, extraña; según Martín Adán, una gallina delante de un huevo.



Reactivo estas memorias porque creo son lo más parecido o que acaso mejor puedan explicar mi propia poesía. Sobre todo aquélla de producción más reciente (empiezo a publicar en 1978 y mi último poemario es de este mismo año, en total doce libros de poemas); posterior a El corazón y la escritura (1995). Digo esto porque, a vuelo de pájaro, este último poemario --respecto a los posteriores-- en apariencia luce más focalizado en su o sus temáticas, más elaborado en sus versos y, en suma, mayor estructurado en sus textos tanto individuales como en conjunto. No aseveraría que esto sea falso o verdadero, dejo esta tarea a los posibles interesados en investigar mi obra. Tampoco me propongo puntualizar en el collage --plástico, antaño, y hoy literario de mi trabajo-- porque hallo que esto es obvio; obvio a la poesía occidental o del lejano occidente por lo menos desde Guillaume Apollinaire. Quisiera reparar, más bien, en el gesto de recoger desechos del lenguaje --disímiles, no focalizados, sin prestigio, multiculturales-- y tratarlos prosódicamente. Es decir, no presentar estos desechos tal cual; sino previamente modulados, elaborados como si nos dispusiéramos a escribir un soneto en alejandrinos o una copla de pie quebrado. Tratar lo desechado primorosamente; pero sin restarle su alteridad, fragmentación o extrañeza. El foco, el origen de estos restos, se hallará irremediablemente perdido; pero ahora están sometidos a una modulación que --sin pretender naturalizarlos en su diferencia textual o cultural-- los pone a trabajar en conjunto.



Las claves formales de esta nueva interacción serían, por un lado, pausas y encabalgamientos; y, por el otro, de modo paralelo a este inestable perfil rítmico, una suerte de distribución conceptual móvil de las palabras donde, pareciera, preponderan la elipsis y el oxímoron. Todo lo cual, podríamos decir, propuesto al lector de un modo débil, no enfático; evitando autoritarismos y didactismos de cualquier tipo. Evitando localismos o etnocentrismos también. La persuasión misma del poema se jugaría toda en este aire suave.



Ahondando un tantito más en las posibles consecuencias teóricas, éticas y políticas de este proceder (el de la poesía reciclada); y presuponiendo lo que nos indica debiera hacerse, con nuestra acumulada y ubicua basura, el sentido común. Cabría advertir su efecto palimpséstico e incluyente. Es decir, incluso el lector común se hallaría, desde un primer momento, rodeado o acompañado como de objetos familiares a su experiencia, a su cultura y tradición literaria; de algún modo esta poesía nos recuerda que aquellos objetos no solo ya fueron creados, sino también gozados antes. Y, asimismo, este mismo lector puede intervenir de modo activo en la co-creación de aquel pequeño artefacto de saberes y recuerdos, puesto apenas en actividad, que constituye el poema reciclado. Sin embargo, esto no resta que un lector más atento o ya iniciado en la poesía no sólo aquilate con mayor morosidad aquellas huellas culturales; sino que, quisiéramos presumir, perciba algo más decisivo en esta propuesta de reciclaje. Que no se trata de un registro; sino, ante todo, de la construcción de un objeto de conocimiento. Con giro y sin giro linguístico. Y aunque leve, desalienante de los lugares comunes y siempre abierto al deseo. Una humorada que también podría ser lo más trascendental en tu vida.




Muchas gracias por la atención,
P.G.




Biografia de Pedro Granados




PEDRO GRANADOS, Lima, Perú, 1955. Ph.D (Hispanic Language and Literatures) por Boston University. Ha publicado Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo (2004) y Vallejo sin fronteras (2010). Poemarios: Sin motivo aparente (1978), Juego de manos (1984), Vía expresa (1986), El muro de las memorias (1989), El fuego que no es el sol (1993), El corazón y la escritura (1996), Lo penúltimo (1998), Desde el más allá (2002), Al filo del reglamento [www.miradamalva.com/biblioteca/biblioteca.html], Soledad impura (2009), Poesía para teatro (2010) y Poemas en hucha (2012). Novelas: Prepucio carmesí (New Jersey: Ediciones Nuevo Espacio, 2000), Un chin de amor. (Lima: San Marcos, 2005) y En tiempo real (Lima: PYTX/ Mar con Soroche, 2007). Parte de su obra ha sido traducida al inglés, portugués y alemán. Leyó su poesía en: Festival Internacional de Poesía en Medellín, Casa de América en Madrid, Cornell University, Boston University, Universidad de Puerto Rico, Municipio de Montevideo, etc. El 2008 fue jurado de la I Bienal Internacional de Poesía Copé (Petroperú). El 2010 representó al Perú en el Cuarto Festival Int. de Letras "Jaime Sabines" (Chiapas, México). Actualmente es profesor en la UNILA (Brasil).

domingo, 11 de marzo de 2012

¿SÓLO ES EL MOMENTO?





¿SÓLO ES EL MOMENTO?

(EB-8 marzo 2012)




Estoy escuchando música. Esa que llega al alma y te invita a desnudarte ante al sonido para saber que aún existes. La que ajena a lo que sucede alrededor te obsequia una burbuja impenetrable, donde lo personal, lo que se vive es rico en experiencias antes ya logradas.



Estoy pegado al ritmo y las palabras. No importa la lengua: francés, italiano, latín o español para disfrutar a través de mis sentidos de lo que es la melodía, la armonía y el ritmo en hermanado festín de estética musical. Nadie puede entender que traspasando los poros de mi piel, hay regiones inaccesibles, impenetrables donde sólo lo bello, lo conmovedor, lo enigmático, lo hábil puede llegar y trasparentar mi mente y mi alma para disfrutar de lo maravilloso.



Ahora estoy contestando al sonido de ese acordeón y la melodía tanguera un murmullo cercano a ese Buenos Aires de la falda cortada y el sombrero ladeado. Las piernas al compás de manos y pies en una catarata de movimiento elegantes y placenteros. No existe agonía sino hasta el final cuando el sonido se apaga y los cuerpos sumergidos en su propio mundo, ahora solitarios, apartados, pero no por ello profundos, besan el pañuelo que antes enjugó el sudor.



Simiente de amor es deslizar los dedos sobre el teclado del piano y marcialmente conducirme puede hasta la orilla de ese mar de aguas cristalinas en el Mediterráneo. Mis desorbitados ojos parecen sentir hasta el aroma de la gracia premeditada de tantos años guardada por mi mente. Siento fraccionar mi conciencia para elevándome en éxtasis piadoso, logro con mi mano derecha hacer un movimiento en el aire como llamando o invitando a continuar el sueño.



Estoy escuchando música de la buena, del Mozart que conocí cuando yo era joven. De esas formas musicales que arrastran una melodía con la pureza de la primera vez. Es refugio de nuestros sueños más preciados, el cuento más hermoso que no contó mamá, el más imprudente deseo en la tempestad del éxito. Y los violines repiten la melodía para recordarnos que las aguas se mecen en el lago llevando nuestra barca a mejor deriva.



Estoy escuchando música, y concluyo que no existe tiempo pasado mejor, si aún podemos disfrutar de los eternos, los músicos, los artistas, los creativos que nos brindan el placer de tener lo suyo allí, siempre, no para adivinarlo, sino para encontrarlo, sentirlo, disfrutarlo, invitarlo.



Estoy escuchando música y sigo maravillándome hoy.