CUANDO ERA NIÑO...

CUANDO ERA NIÑO…

(EB-18 de abril de 2009)

Cuando era niño, muchas cosas dejé de hacer, que a la fecha, no me arrepiento. Iba a la escuela con mandil blanco, pantalón corto, camisa de cuello almidonado, y en el bolsillo derecho sujetados a una cuerda, lápiz y borrador. En mi maletín escolar, llevaba útiles que usaría en el día, pero jamás con los excesivos kilos que veo en los alumnos de hoy.
Ingresaba a las 8 de la mañana, y salíamos a almorzar con nuestra familia. Después del apetitoso, y la hechicera sazón de mamá, regresábamos a la escuela para continuar en horas de la tarde. Los recreos no me eran muy divertidos, porque los niños salen corriendo desordenadamente, se empujan unos a otros, y juegan con pelota o lo que encuentren en el patio.

Disfrutaba más bien en un rincón, observando como un psicólogo adulto, el comportamiento de los niños. Tenía pánico (como hasta hoy) a que la multitud me ocasionara un golpe, o el clásico “apanao”, que no era más que patadas y golpes de muchos a una víctima. Me gustaba escarbar en cada movimiento y catalogar a los buenos, los malos y los temerosos como yo. Éramos pocos estos últimos, pero también existíamos.

Recuerdo que mi profesor de 5º grado me pegaba en la palma de mis manos, cuando moviendo el minutero y el horario en un gran reloj del aula, me preguntaba la hora marcada, y no respondía. (Recién aprendí a ver la hora, cuando llegué a 1º de secundaria). El no ser el deportista del colegio, o el premio excelencia, nunca me robó el sueño. Sin embargo, nadie me ganaba en organizar las actuaciones por las fiestas cívicas, en dirigir la misma, seleccionar previo casting a los que se presentarían en el evento, en la dirección para la decoración del ambiente, y otros detalles propios de una ceremonia especial y no cotidiana del colegio.

Cuando llegué a la secundaria, escribía poesía, recitaba en las actuaciones, creaba y dirigía clubs escolares, y era corresponsal en diarios importantes de la época. Nunca fui bueno en matemática, química y esas materias que se llaman álgebra, logaritmos, geometría, trigonometría, cálculo infinitesimal, etc.….creo que eran materias que las odiaba….y debo confesar que jamás me han servido para nada.

Disfruté de los juegos de moda: trompo, bolero, palitroque, pega-pega, estatuas, lingo, mundo, bata, vuelo de cometas, la guerrita, y otros que recordaré mejor. A la salida de la escuela, jugábamos al “prima” (de primero), y realizábamos todas las travesuras que hacía quien se había ganado ese título. Nos divertíamos mucho si el prima tocaba el timbre de una casa, y en fila hacíamos lo mismo (a la misma casa) y teníamos que correr para que los dueños no nos alcancen en la persecución que se daba en muchos casos.

Al llegar a casa en horas de la tarde, luego de bañarnos nos sentábamos a la mesa con nuestra madre y papá que regresaba de su trabajo. Tomábamos lonche y saboreando el té, y las torrejitas de arroz clásicos, nos dedicábamos a hacer nuestras tareas escolares para después escuchar radio, ya que la televisión llegó a nosotros cuando estábamos en secundaria.

Terminé secundaria como presidente de la llamada “Promoción de Oro” que lleva el nombre del Dr. Aurelio del Corral Salcedo, quien fue un importante personaje en el colegio San José de Chiclayo y en la Facultad de Educación de la Universidad Católica.

Finalmente, llegó la época de hacerse hombre, estudios superiores, buscar un trabajo, enfrentar la vida y decidir cada momento para continuarla. Qué tiempos aquellos donde la fantasía formó parte de nuestro diario vivir, donde nuestras travesuras se llamaban “palomilladas” (de palomilla), donde la inocencia nos hacía valorar a los demás y tratarlos como seres humanos, es decir, con respeto pleno. Será cierto eso de que “…cualquier tiempo pasado fue mejor….?