EL HUMANISMO

EL HUMANISMO
(EB-24 de marzo de 2009)

El término “Humanismo” evoca una interesante etapa de la vida del hombre, ya que durante la Edad Media se había llegado a sentir un profundo desprecio por las clases dominadas. Se dice que esta actitud fue debilitándose a medida que la
Economía burguesa fue valorando al hombre como productor y consumidor. Los italianos del renacimiento estaban entusiasmados por la Antigüedad, ya que las tradiciones sobre su pasado seguían vigentes gracias a la Historia y la Literatura. Pero fueron los artistas y literatos quienes exaltaron los ideales de libertad y felicidad del hombre en la tierra, tratando de liberarlo de sus sueños ultraterrenales.

Fueron los “humanistas” los que iniciaron una valoración del hombre en su estado terrenal, volviendo a la formación de la cultura clásica de griegos y romanos tomaron al hombre como su principal objetivo. Buscaron para el hombre una formación académica, más ilustrada, a través de disciplinas procedentes de esta tradición grecolatina: retórica, gramática, historia, etc…por tanto más humanística, es decir más cerca al hombre.

Se dice que los italianos, los mismos que habían rechazado el arte gótico u ojival, querían vivir, estudiar, pensar y escribir como los antiguos griegos y romanos y así, monjes, profesores, funcionarios, mercaderes y banqueros rivalizaban en entusiasmo coleccionando manuscritos y piezas antiguas. Surgió el Humanismo en la Italia del renacimiento, es decir de mediados del siglo XIV y duró hasta fines del siglo XVI. En lo que los italianos llamaron Trecento, Cuatrocento y Cinquecento. Este período se convirtió en los siglos que siguieron, en una fuente de proyección futura, que hacía hincapié en el progreso, el confort y la humanización del hombre mismo. Le llamaban “Studia Humanitatis”, (el estudio de lo humano), a toda actividad intelectual y artística donde el hombre era la figura principal.

Mucho le debe esta época al Papa Nicolás V, por ser una de las figuras más importantes del humanismo. Se dice que llevó al Renacimiento al trono pontificio. En Florencia se puso en contacto con los ideales humanistas. Su sueño como Papa era reunir una gran biblioteca, y con grandiosas construcciones quería devolver a Roma su aura de centro cultural de Italia. Llevó a cuanto humanista pudo conseguir, con el fin de copiar todos los manuscritos que se encontraban por Europa y estableció las bases de la actual Biblioteca Vaticana. Ayudado por arquitectos reconocidos en la época, restauró el castillo de Santángelo (antiguo mausoleo de Adriano).Convirtió la Ciudad del Vaticano en la Santa Sede del cristianismo.

Pero fueron artistas como Cimabue y Giotto, quienes inician el arte de la pintura en el período del siglo XIV que algunos autores bien llaman “Prehumanismo” , ya que toman al hombre como centro de su creación plástica, pero de paso incluido en la música, la poesía y otras expresiones artísticas. Así la ciudad de Florencia se convirtió en el siglo XV (Sandro Botticelli, Donatello) en el centro más importante del arte europeo, gracias a Cosme de Médicis, quien empleó todas las sutilezas de su diplomacia para restablecer el sosiego y el equilibrio político en Italia. Se exaltó los valores humanos, realizaron hermosos retratos, usando la naturaleza como fondo de ellos, más no como elemento principal. El hombre fue siempre el centro de su creación.

Mucha literatura en torno al hombre se hizo en aquella época. Los humanistas apreciaron lo espiritual del cuerpo, que es belleza, casi divina. No hay en el mundo, decían, nada tan perfecto, tan espiritual, como el cuerpo humano. El siglo XVI (Miguel Ángel, Leonardo, Sanzio), fue un renacimiento del arte para vivir eternamente en la grandiosidad de sus formas. La tierra, el cielo, el mar, los animales, pasarán a ser elementos tan nobles como el mismo hombre. Su interés sobre el ropaje del cuerpo humano, es motivo de estudio y composición. Los propios artistas empezaron a hacer gala del desnudo en sus creaciones.

Miguel Ángel ya no puede admitir que los espíritus usen túnicas ni cueros peludos, y en su “Juicio Final “(Capilla Sixtina), representa a los demonios desnudos, suscitando la cólera de conservadores, ajenos al cambio de Renacimiento.

En Italia Ludovico Ariosto y Torcuato Tasso se disputan el título del mayor poeta italiano después de Dante. El primero es un maestro del verso y sus estrofas encierran un encantador despliegue de sensibilidad. Publicó “Orlando furioso” y se hizo célebre como poeta épico y autor de comedias, siendo las mejores obras en prosa de la época. En cambio Torcuato Tasso, fue célebre pero muy desdichado. A los veinte años se encontraba ya en la corte de Ferrara, admirado como poeta. Ocupó el cargo de Historiador Oficial del Ducado de Ferrara, pero su egocentrismo, su hipersensibilidad y su preocupación permanente sobre la salvación de su alma, lo terminó confinando en durante siete años en un sanatorio para enfermos mentales. Terminó sus días en el convento de San Onofrio en Roma, a los cincuenta y un años de edad. Destacable su “La Jerusalén Libertada”, poema épico terminado en 1575, donde el amor es el principal motivo y donde poderes sobrenaturales, ángeles, demonios, hechiceros y hadas, intervienen en el curso de los acontecimientos.


En España surgieron algunos escritores místicos (Fray Luis de Granada, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús). Ya terminando el siglo XVI destacan pintores notables como El Greco, y escritores como Lope de Vega y el genial Miguel de Cervantes Saavedra.
El resto de Europa tuvo también insignes representantes en las artes, la literatura, la poesía, la arquitectura, escultura y las artes industriales, pero no debemos olvidar que el concepto “Humanismo” amplió el respeto al hombre en su condición de ser “la mejor obra de Dios”.