EL ARBOL DE LA QUINA
(EB-Lima 1999 / 05:20 p.m)
Aparece en nuestro escudo nacional,. Como miles de nuestros productos, es un arbusto también originario del Perú y crece en altitudes medias de 2 000 msnm. De él se obtiene una sustancia llamada “quinina”, de importante contribución en la medicina de todas las épocas. Hablamos del árbol de la Quina. Sus propiedades curativas eran conocidas por los antiguos peruanos y su bonanza médica fue reconocida por los españoles en 1536, cuando se aplicó en la cura de la esposa del virrey Conde de Chinchón.
La historia de los medicamentos se remonta a los inicios del hombre en la Tierra, cuando descubrió hojas, flores, raíces que curaban sus heridas o aliviaban sus males. La palabra “quina”, es una voz quechua que significa “corteza”. Cuando se descubrió este arbusto en los Andes peruanos, la medicina no tenía el avance científico que hoy ha alcanzado.
El sabor de la quinina es muy amargo y desagradable; pero su fama , una vez curada la Condesa de Chinchón, se extendió por el mundo entero. La empezaron a llamar “Corteza de Chinchona” recordando a la condesa. Actualmente, la usan centenares de millones de personas atacadas de la peligrosa malaria, trasmitida por mosquitos. Para obtener la quinina, la corteza fresca es desprendida de las ramas y del tronco golpeándola con un palo, y después de secarla durante algún tiempo, los laboratorios la procesan extrayendo la quinina bajo la forma de un polvo blanco.
Las flores de la quina son de pétalos unidos, formando todos juntos la corola. Los científicos las llaman “gamopétalas”. Vocablo derivado del griego que significa “matrimonio”, y es que la corola parece totalmente soldada. El color de las flores varía según la familia donde se ubica el arbusto. Los científicos la conocen con el nombre de “Chinchona Offcinalis”, y hoy su cultivo se ha extendido principalmente ala isla de Java, en Indonesia, donde se cultiva en grandes plantaciones.
La historia de los medicamentos se remonta a los inicios del hombre en la Tierra, cuando descubrió hojas, flores, raíces que curaban sus heridas o aliviaban sus males. La palabra “quina”, es una voz quechua que significa “corteza”. Cuando se descubrió este arbusto en los Andes peruanos, la medicina no tenía el avance científico que hoy ha alcanzado.
El sabor de la quinina es muy amargo y desagradable; pero su fama , una vez curada la Condesa de Chinchón, se extendió por el mundo entero. La empezaron a llamar “Corteza de Chinchona” recordando a la condesa. Actualmente, la usan centenares de millones de personas atacadas de la peligrosa malaria, trasmitida por mosquitos. Para obtener la quinina, la corteza fresca es desprendida de las ramas y del tronco golpeándola con un palo, y después de secarla durante algún tiempo, los laboratorios la procesan extrayendo la quinina bajo la forma de un polvo blanco.
Las flores de la quina son de pétalos unidos, formando todos juntos la corola. Los científicos las llaman “gamopétalas”. Vocablo derivado del griego que significa “matrimonio”, y es que la corola parece totalmente soldada. El color de las flores varía según la familia donde se ubica el arbusto. Los científicos la conocen con el nombre de “Chinchona Offcinalis”, y hoy su cultivo se ha extendido principalmente ala isla de Java, en Indonesia, donde se cultiva en grandes plantaciones.
1 comentario:
Y pensar que en una época tan importante de la humanidad,esta planta salvo la vida de muchas personas en el mundo entero y hoy como peruanos estamos orgullosos de tenerlo y responsable mente preservarlo
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