Era el saludo de nosotros los peruanos hasta hace unos años. Ahora que el tiempo ha pasado, que los gobernantes últimos que tiene nuestro país son patrioteros y no patriotas, donde la bandera se usa para fines non santos, que en las fiestas de julio ya no pintamos nuestra fachada ni colocamos con respeto nuestro símbolo patrio….merece que analicemos ¿qué es ser peruano en el siglo XXI?
Alguien me dijo que serlo es portar un DNI, o nacer en nuestro territorio. Con esas respuestas: los delincuentes con corbata y los otros, son peruanos igual que los que nos esforzamos por darle una mejor imagen al Perú. O la otra respuesta saca de la historia al aviador Jorge Chávez, al pintor Ricardo Grau y tantos ilustres peruanos, pues no nacieron en territorio peruano.
Es la ausencia de valores de una sociedad que copia inmediatamente las modas que vienen de fuera, que aplica la ley del más vivo, que desconoce totalmente hasta los principios cristianos. Una generación que nace por error de cálculo, que encuentra en las expresiones populares negativas su propia expresión para convertirse en barrista, gallada, jauría de matonesca participación.
Un grupete de equivocada opción sexual que acapara los medios de comunicación para hacer alarde de una conducta inmoral que linda en el escándalo diario. Una televisión que contribuye a la idiotez colectiva con programas que se copian unos a otros, que no trasmiten nada positivo.
Una prensa parametrada para ensalzar al terrorista, al criminal, a la procacidad nudista, a la bataclana de moda, al ladrón de esquina, al uniformado inmoral, al funcionario del Estado ladrón, que ríe de las travesuras de los políticos sin educación….es causa de la ausencia de respeto por lo nuestro.
Las fiestas patrias, nuestros símbolos (la bandera, el escudo, la escarapela, el Himno Nacional), deben ser motivo de especial tratamiento desde el último rincón del Perú, hasta la escuela más modesta, del cuartel en la zona andina, hasta el barco que protege nuestras doscientas millas marinas, del soldado joven que ofrece su pecho a la patria, hasta el general que sentado en su escritorio hace planes para retirarse con las mejores gollerías.
Confiemos que llegará un gobierno que sepa distinguir desde la base nuestro respeto por el territorio, los símbolos patrios, nuestra raza, nuestra música, nuestras costumbres, nuestra tradición, nuestros artistas y artesanos. Un gobierno que inculque valores a la población con el ejemplo vivo de toda la cortesana prole de funcionarios privilegiados del gobierno de turno.
Confiemos que los líderes y dirigentes sindicales y de grupos regionales o provinciales, sepan respetar a la autoridad y aprendan a dialogar sin prebendas, sin bajar la cabeza, no hincados de rodillas, ni seguros de hacer arreglos bajo la mesa en contra de los interesados.
Así tal vez hagamos realidad el sueño del compositor que se preguntaba “Señor, por qué los seres no son de igual valor…”. Porque las diferencias en un pueblo se dan, de acuerdo a cómo cada cual acude al llamado de su interior para devolver y apoyar a la patria permanentemente, con gestos simples como izar una bandera.
¡Feliz 28!
Enrique Bustamante
28 de julio de 2008
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