EL GENERAL SÍ TIENE QUIEN LE ESCRIBA
Hoy, es un general honorable de la FAP. Es mi primo-hermano y posee muchas cualidades, pero resalta en él la sencillez para tratar a todos y cada uno de los mortales. Su historia empieza en Piura, donde el sol encima del techo de cada casa quema hasta el alma. Luego se trasladó con sus hermanos (10) y sus padres (Tíos Violeta y Mauro) a la próspera ciudad costeña de Huacho. Allí ha trascurrido gran parte de su adolescencia y sus palomilladas de tranquilo chico. Y no pudo ser de otra forma porque su hermetismo y seriedad lo ha colocado en el sitial de los formales, los que cumplen sus promesas, los que a la fecha aún cultivan valores.
A sus continuas visitas a casa de mis padres (Carlos y Victoria) en Lima, un día se quedó para vivir con nosotros por largos años….allí seguramente aprendió que la familia es una y no deseamos cambiarla por otra; que en la capital y mis hermanos Lucho, Jorge y Aurora, (jóvenes entonces como él), prepararon el terreno para que su estancia fuera placentera.
De sus sueños recuerdo claramente el amor por la institución a la que pertenece, su ingreso, su graduación, su primer destino a una ciudad del Perú, su periplo obligado obedeciendo órdenes superiores a la Pampa de la Joya (Arequipa). Recuerdo nuestro encuentro a finales del ’79 en Arequipa y luego en Tacna. Yo inaugurando exposiciones, dictando conferencias…y él buscándome para agasajarme, conversar y retomar tal vez a ese “hermano” que quedó en casa de mis padres en la capital, en cada uno de mis hermanos de sangre. Porque el primo Paco (como cariñosamente le llamamos), fue un “hijo” muy querido en mi hogar y en mi familia.
Luego los viajes de él y los míos nos fueron alejando. Su matrimonio, sus tres hijos varones, su vida al servicio de su institución castrense, sus medallas y condecoraciones, sus importantes y secretos puestos ejecutivos fueron quedando lejanamente en la distancia que marca un uniforme impecable en él y un mandil lleno de colores en mí. Hoy el tiempo ya es largo, el afecto se ha extendido o se esfuma (no lo sé), se han reducido las visitas, los encuentros, las palabras y nuestras sonrisas…pero está el general allí….tal vez soñando con ser el abuelo más chocho de su mayor hijo, madurando la idea de la constante renovación o abrazar a la primera sobrina que encuentre, porque sospecho que le hubiera gustado tener una hija.
Está el general perfil bajo, sonriente, pensando cuánto vale un uniforme honorable y decente, una carrera a prueba de balas y balines, de acusaciones y de libertades programadas….al otro lado del patio, he quedado yo creyendo en la libertad, las palomas y las flores….
Lima, 28 de mayo de 2008
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