Una mañana te veré llegar
cubierta de tu abrigo azul, guantes blancos y sombrero gris
mis manos que se deslizan diariamente sobre el teclado
podrán explorar tu cuerpo en cada rincón para encontrar el zaguán
donde los recuerdos son gratos y el futuro incierto.
Taparé tu boca con mis manos caprichosa situación
donde el juego de seducir se perdió en aquella pared de la universidad
y retomamos en el jardín de una tarde parisina en los Elíseos
para entonces la niña adolescente se convirtió en mujer
la mirada cercana inició su periplo hacia el horizonte celestial
para llegar a las estrellas que hacen inalcanzable a los famosos
olvidando que pueden caer al suelo y tornarse humanos
castigo cotidiano a la soberbia, la vanidad, la mentira y la carencia de valores.
Tal vez allí
podamos congraciarnos y volver amar lo que olvidamos
o quedó corriendo en la ladera del río
cristalina situación que provoca
invita a apagar la sed del amor
que con los siglos no hemos contentado.
Enrique Bustamante
18 de marzo del 2006- Lima
cubierta de tu abrigo azul, guantes blancos y sombrero gris
mis manos que se deslizan diariamente sobre el teclado
podrán explorar tu cuerpo en cada rincón para encontrar el zaguán
donde los recuerdos son gratos y el futuro incierto.
Taparé tu boca con mis manos caprichosa situación
donde el juego de seducir se perdió en aquella pared de la universidad
y retomamos en el jardín de una tarde parisina en los Elíseos
para entonces la niña adolescente se convirtió en mujer
la mirada cercana inició su periplo hacia el horizonte celestial
para llegar a las estrellas que hacen inalcanzable a los famosos
olvidando que pueden caer al suelo y tornarse humanos
castigo cotidiano a la soberbia, la vanidad, la mentira y la carencia de valores.
Tal vez allí
podamos congraciarnos y volver amar lo que olvidamos
o quedó corriendo en la ladera del río
cristalina situación que provoca
invita a apagar la sed del amor
que con los siglos no hemos contentado.
Enrique Bustamante
18 de marzo del 2006- Lima
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