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MUSICA
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MI TALLER
MI BLOG...
Mi blog es como un retazo de mi piel que quiere llegar a ti y a los tuyos.
Que sepas lo que íntimamente vivo en lo apartado de la gran ciudad.
Lo que me mueve en mi parte sensible como a todo ser humano.
Conoce mi manera de ver, sentir y pensar.
Visítalo cada cierto tiempo, léelo, disfrútalo, escribe tus opiniones,
sugiere secciones y reenvíalo a todos tus amigos y familiares.
Ayúdame a saber que tiene sentido lo que escribo…todo depende de ti…y de los tuyos.
Muchas gracias.
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domingo, 1 de junio de 2008
MI AMIGO NEGRO
“...Su pelo era negro,duro y brilloso aún cuando algunas canas asomaban tímidas. Su hocico largo y puntiagudo. Sus patas grandes, gruesas y pesadas. Vivaz, inteligente, amable. No sabíamos si era un héroe anónimo que venìa de salvar a algún mortal, pero estàbamos seguros que habìa hecho felices a muchos. Lo bauticé como “Negro” y al observar su figura me di cuenta que su padre fue un labrador y la madre una plebeya. Era lo que algunos mal llaman “chusco”, aunque es mejor reconocerlos como “mestizos”, resultado de los cruzamientos entre progenitores que no son de la misma raza o cuando uno de los padres es de estirpe canina y el otro no. Tenìa la cátedra del barrio, la viveza de la experiencia, el caminar del conquistador, la figura de un galàn. Había vivido en las inmediaciones del mercado, entre la basura, el desprecio, las ocasionales comidas y las permanentes batallas perrunas en defensa de su territorio. Estaba sucio. Nadie sabía de dónde había salido. Era popular y por su andar coqueto, la gente del mercado lo engreían con ocasionales comestibles.
-¡Negro! ,¡ Negro!...¡Negro!-
lo llamaban como si lo conocieran de toda la vida y èl caminaba cimbreando su cintura y jugando con su larga, dura y torcida cola como si fuese una mano, un apèndice inteligente. Desde que llegó a casa comía cuatro veces al día, desesperadamente, apetitosamente, golosamente. Dio a conocer los muchos días que el alimento no formaba parte de su vida...ni de su estómago. Hasta que inició una sorprendente manera de cuidar su figura: comer una sola vez en horas de la noche. Mientras, los de casa mostrábamos poco entusiasmo para encariñarnos con él. Su comportamiento indicaba que venía de una familia educada, de costumbres perdidas en el Manual de Carreño. Tenìa el pensamiento y el razonamiento de un ser humano. A diferencia de los perros de pedigrì, “Negro” valoraba cada instante de su vida siendo ùtil, no buscando atenciones burguesas, sino afectos terrenales. Por ejemplo, sorprendió cómo se mantuvo durante días en el pasadizo de la puerta de ingreso dentro de la casa, sin invadir otras habitaciones. En la noche, cuando su dieta le pedía una cena entre las ocho y las nueve, ingresaba al patio donde se servía su alimento y después de comerlo, tomaba agua. Inmediatamente abandonaba el lugar y se preparaba para dormir fuera, en la puerta de casa, como si sintiera que su comida era el pago por cuidar la vivienda. Había que grabar sus ladridos, volumen de tenor de òpera y su hombrìa de bajo durante la madrugada, cuando a su entender policial, algún peligro acechaba. Jamás hacía sus necesidades dentro de casa, tampoco vomitaba o ensuciaba alfombras, muebles o pisos. Ese inusual comportamiento creó una preocupación en la familia. Pensábamos que en algún momento llegarían sus dueños a llevàrselo. Tanta maravilla reunida en un perro, no podría dejarse tan así deprisa...pero...cuando pasaron los días y el verdadero amo no llegò...fue cuando decidimos llevarlo al veterinario. Un periplo de tratamientos de belleza lo movieron de un espacio a otro dentro de la clínica: baño, pelo, vacunas, uñas, oídos, limpieza total....aparatoso spa canino para embellecer a los perros. A partir de ese día “Negro” empezó a formar parte de la familia. Había ganado un espacio importante, pero lo grave es que había también ganado un afecto en lo más profundo de nuestro corazón...”
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