DE LOS OFICIOS INVENTADOS Y NECESARIOS
(EB-Lima, 13 de octubre de 208)
Lo vi pasar con un pito en la boca llamando a sus posibles clientes, andar pausado que indicaba su cansancio. No es para menos, “el afilador”, se pasea por toda la ciudad, ofreciéndonos ayudar con nuestras tijeras, cuchillos, y otros. Su pie da vuelta a la rueda que saca chispas al metal, mientras éstos van quedando reluciente…y filudos.Es la versión de los oficios que se van quedando en el pasado, con la aparición de otra solución a nuestras necesidades de todo tipo, incluyendo las domésticas. Y es que ahora se debe estudiar para entrar en competencia de mercado, le llama marketing…para que suene más gringo….y quien estudia dicen que triunfa. Entonces, el afilador de las callejuelas, se convierte en el empresario de una “Afiladuría SAC”, y serán varias las máquinas, y los operarios que se dediquen al oficio.
Así ha ido desapareciendo de nuestra ciudad, “la lechera”, que conocí de niño en bicicleta y a pie, llevando porongo de metal y despachando a gusto y pedido de la “caserita”. Dicen mis abuelos, que en otrora, iban a lomo de bestia ofreciendo lo mismo y en vasijas de barro. Y qué decir del vendedor de “revolución caliente” que son unos panecillos calientes y crocantes que llevaba en canastos sobre sus hombros. Era una venta nocturna con pregón y todo “revolución caliente, pa’ rechinar los dientes…azúcar, clavo y canela…” En un principio todos los que se dedicaban a esta venta eran chinos, con su vestimenta típica, trenza y sombrero de aspecto muy original y llamativo.
Recuerdo también al vendedor de “sanguito”, dulce acaramelado y pastoso que era el deleite de los escolares en la puerta del colegio, y al término de la tarde en las calles del barrio. El vendedor de “manzanas acarameladas”, que si bien es cierto no eran de mi agrado y consumo, sí lo fue para los jovenzuelos contemporáneos. El vendedor de “algodón acaramelado”, que parecía una nube de azúcar bajada del cielo.
Con pregón, acompañamiento musical y en grupo, estaba el vendedor de “humitas”, especie de tamal dulce y muy agradable que generalmente lo fabricaban los negros. La “frutera”, ofrecía sus colores apetitosos en carretilla, mientras el “periodiquero” pasaba en bicicleta por tu casa y dejaba o tiraba el diario de tu consumo en la puerta o ventana semiabierta para tal menester. El “vendedor de loterías”, de Lima y Callao, Huancayo, Cusco y otras, te la ofrecía caminando por las calles principales o avenidas destacadas de la ciudad. Así también se observaba en triciclos al “vendedor de muebles”, quien traía la novedad del diseño artesanal y único del ebanista o carpintero de moda.
Las “tamaleras” que pregonaban su venta de casa en casa, de esquina a esquina…ahora se han sofisticado vendiendo en la puerta de las panaderías o más sofisticadas aún en los supermercados Metro, Wong,. Vivanda, y demás exquisitas inversiones en nuestro país.
“El yerbero”, está aún en un rincón del mercado del barrio y más distinguidamente vendiéndose en los supermercados a un costo terriblemente superior. Con el tiempo han aparecido en ferias y festejos de sabor extranjero, vendedores de globos, baratijas, bijouterie, muñecos diversos, pintado de caras, etc.
Entonces van desapareciendo tradicionales oficios, y aparecen otros acorde con la vida agitada de hoy, y la fabricación masiva de productos para el consumo. Se perdió lo casero y artesanal de la tarea, a la vez que llegamos a los saborisantes, y la intoxicación masiva de niños, estudiantes y hasta de adultos, por sabe qué menjunje que le ponen en los colorantes.
Es bueno dar una ojeada a las acuarelas de Pancho Fierro, él célebre mulato de principios de la república, quien en formato de cuarto de pliego cartulina blanca corriente, pintó los vendedores de su época, que indudablemente yo no alcancé a conocer y que hace tiempo desaparecieron, o se transformaron para la sociedad actual.
1 comentario:
Eran personajes muy pintorescos. Otro detalle es que, en aquel entonces, las tiendas del barrio estaban a cargo de gente que habían nacido para dicho negocio; por ejemplo: el chino de la esquina, la mazamorrera (señora margarita), los peluqueros, el italiano de la panadería,la cantina con su rockola(incluidos los Naval tomando adentro). Hoy en día es un desorden, la necesidad de ganar dinero ha hecho que la gente se meta en negocios para los cuales no tienen alma; resultado, producto de pésima calidad.
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