¿TODOS SOMOS FELICES?

¿TODOS SOMOS FELICES?

(EB-29 agosto 2011)

La felicidad como el frío te inmoviliza. Todos creemos que disfrutarla es una obligación en la vida. La felicidad es alcanzable y mejor cuando es individual, personal. Es un deber ganarla, porque ella es la sal de la vida, la gracia de estar en este mundo, la alegría de disfrutarla siempre, o cada cierto tiempo. No todos vivimos esa experiencia. A lo mejor la felicidad no ha existido nunca para mucha gente o fue una sombra, un halo, que no llegaron a conocer en su plenitud y eso decepciona a cualquiera.

La felicidad es en muchos como un relámpago, ilumina pero no llega. Algunos como que tenemos vocación para ser felices siempre. Para otros la felicidad es como una única y singular entrevista periodística en su vida. Engañosa situación de la que no salen bien librados, para otros.

La felicidad colectiva, grupal, es tan difícil como la democracia que no contenta a todos. Es un monumento al sueño de un futuro diferente que nunca llega. Es el encuentro depresivo con uno mismo en un rincón de tu habitación una tarde cualquiera. A diferencia de la felicidad, que es el estado de ánimo que expresa satisfacción por haber logrado algo, o recibido un bien material que la produce.

La felicidad colectiva es difícil de alcanzar porque depende a su vez de la autoridad, de muchas personas, la burocracia, o enredadas decisiones que al final terminan siendo “un sacrificio humano”. No todos en una sociedad están dispuestos a sacrificarse por un bien común. El hombre ser individual es por naturaleza egoísta y no gusta compartir su felicidad personal, salvo contadas excepciones en la historia.

La felicidad individual o colectiva es relajarse para volver a disfrutar de lo perdido. Renunciar a los caprichos, el egoísmo, la soberbia, para hacer felices también a otros disfrutando de su propia felicidad. El futuro se ve positivamente cuando la versión del bien común es más cercana y viviente. El compartir la felicidad, es una versión de caridad entendida cristianamente.

En alguna época de nuestra historia peruana, seguramente encontraremos momentos donde colectivamente los peruanos hemos sido felices. Añoramos como lección emerger nuevamente en un estado político, económico, cultural o religioso que nos permita volver al disfrute de esa felicidad marcada como logro en el yo o el nosotros.

No todos terminan su vida conociendo la felicidad. No todos vinculan sus mejores momentos a ella. Alguno no encuentra el rumbo de la felicidad que soñó. Es que no está la felicidad a la vuelta de la esquina…sólo hay que merecerla, alcanzarla y disfrutarla….¡Que sean felices!