De la Moda y otros incluidos

De la Moda y otros incluidos

(EB-23 junio de 2010)

Hablar de moda en el siglo XXI, es reflejar las enfermedades psicológicas de una civilización que trabaja, estudia y vive a la vez que disfruta o sufre con la tecnología irreverente de cada día. Una sociedad confundida en la moral, la paternidad, la educación de los hijos, las buenas maneras y otros asuntos, no puede estar confundida respecto a la moda. La misma moda que marca un estilo, una forma de ser, un tiempo de uso, una personalidad definida, un look que contagia y que invita a la imitación.

Sólo quienes definen su gusto y manejan su imagen con éxito, pueden adoptar una “estilo personal” en su moda. Es que lo que queda bien en uno, no siempre queda bien en otros. Y este debe ser el principio elemental e irrenunciable de lo que debemos poner, usar o atender. Pues “cachivachear” tu cuerpo con ropa de segunda mano y ventas de garaje, no me parece propio de quien pueda dar lecciones de estilo, buen gusto y prenda de estreno. Hay mucho “desubicado” en nuestro medio que cree que dictar moda para un país multicultural, multianatómico, multiclimático y todos los multi, es tomar dos cursos por allí de diseño, mirar revistas extranjeras para copiarse, y lanzarse de la noche a la mañana como “diseñador de modas”.Terrible error y mucho daño hacen las revistas y otros medios que los publicitan, porque llevan al país entero a la confusión total.

Es que históricamente la indumentaria ha sido una preocupación del ser humano por razones de coquetería, comodidad, pero sobre todo por razones de clima. Vemos en las cuevas de la prehistoria, el hombre vistiendo su cuerpo con pieles, por el frío del planeta en ese momento. En la edad media y los siglos siguientes, la vida en la corte, los palazzi, y las familias ricas e importantes por sus títulos nobiliarios, buscaron artistas que diseñaran su vestuario acorde con su nivel social. De China, Persia, Arabia y otras latitudes se traía la seda, las pedrerías, y las exquisitas telas que se fabricaban en talleres especiales sólo para contentamiento de la nobleza. Y es que el hombre necesita proteger su cuerpo con los materiales (fibras) propias para la estación por la que pasa, el lugar que es su hábitat. Las fibras naturales (algodón, seda, lino, lana), no siempre están al alcance de las mayorías. Entonces la industria textil ha recurrido a la mezcla de fibra natural y sintética para lograr abaratar costos y estar presente en la moda.

Algo curioso que he observado, es que las llamadas “top model” sólo están bien vestidas en el momento de su desfile por la pasarela, en las sesiones de fotos, o cuando hacen uso del “canje” para algún evento particular. En su vivir diario, las modelos de pasarela visten y se maquillan muy mal. Así es en New York, Roma, o Lima. Sumado a esto, generalmente son poco atractivas en belleza física, su mérito radica que están en las medidas de determinada talla. Eso explica el uso de lentes oscuros y gorros para cubrirse lo más posible en su vida diaria.

La maravilla de nuestro siglo es mostrarse vestido como quisiéramos se nos recuerde, sin ser clon de ningún “personaje”, sin hacer el ridículo y con la firmeza que cada prenda que usamos, ha merecido una selección de buen gusto. Sumado a todo esta “enfermedad psicológica del siglo XXI!, no me parece garantía de confianza muchos diseñadores de moda que en su vida cotidiana visten muy mal y diseñan para “disfrazar” a sus consumidores o usuarios, experimentando en la mayoría de casos con estilos copiados, falta de originalidad, improvisados desfile de colecciones que los conduce a caminar lejos de la cumbre del éxito duradero, como los grandes nombres de la moda internacional.

Sí es rescatable, aquellos diseñadores que están promocionando el buen gusto de consumidores extranjeros y nacionales en las fibras propias de nuestra país, pues en cada desfile de sus colecciones arrastran el consumo de su creación, pero además brindan la oportunidad de trabajo a otros peruanos artesanos, tejedores, estampadores y otras tantas ramas que intervienen en sus creaciones sin duda, de contacto talentoso.