PENSANDO EN VOZ ALTA

PENSANDO EN VOZ ALTA

(EB-27 de julio de 2011)

Cuando llegan las vacaciones de medio año, hago siempre el clásico recuento de la primera parte del tiempo transcurrido. Se pasó el tiempo de manera inimaginable. Es como si me trasladara de un planeta a otro, buscando uno diferente, una forma de habitarlo con ejercicios y vivencias nunca antes vividas.

Para mí cada mes del año tiene nada más que el nombre, pues sólo cuentan los acontecimientos: inicio de actividades académicas, día de la madre, día del padre, fiestas patrias, mi cumpleaños, procesión del Señor de los Milagros, navidad, año nuevo y terminó el recuento. Entonces mis impulsos me llevan a buscar la reputación profesional que me interesa, y para ello me formulo actividades que nunca pasan de moda, siempre están vigentes en las webs, las tiendas, las galerías de arte y los art dealer que mueven mi producción artística .Así mi mundo y el mundo de los otros giran alrededor de las cosas, los instantes, los estímulos y los momentos maravillosos que me inspiran para crear. Crear es hacer algo de la nada. Yo creo sin copiar, sin repetirme o clonar. Soy el trigo dorado que nace cada primavera iluminado por el sol. Mi trabajo, es único en el mundo, exactamente como lo quería desde que lo pensé. El hacerlo no me impacienta, me produce un placer tan hermoso como cuando me provoca y disfruto de un chocolate, una taza de café o un vaso con Coca Cola.

No me interesan las modas en el arte. Sólo quiero que los motivos de mi diseño, sean real o imaginario, que posean la fuerza de mis manos, el talento de mi cerebro, la espiritualidad que me permite una construcción pictórica funcional. De allí la facilidad con que pinto un cuadro, una pared divisoria para una oficina, un mural para una feria campesina, un objeto-arte, una cerámica, un vestido de novia, o un tapiz para la casa de playa. No es ajeno a mis manifestaciones pictóricas y creativas, el diseñar para crear, crear para convertir en fantástica poesía el color, la forma y la ingenuidad de mis visiones conducentes al ideal de la belleza libre de filosofía y ataduras estéticas complicadas y kafkianas.

Y acaba el año, para empezar la misma contabilidad del año que sigue. Estoy llano a entender la psicología de lo que creando puede gustar a la gente. La gente se cansó del arte que no entiende, no trasmite, no explica y por lo tanto, no estimula los sentidos. La gente quiere encontrar en el arte la simplicidad que es el otro lado de la vida, ajena a la tecnología cada vez más atropellante, tecnificada, y en muchos casos negativa. La gente quiere regresar a las formas primitivas de vida, donde el cansancio que produce el trabajo en la ciudad, en la oficina, el estudio empresarial, o las calles agitantes, encuentre en la pintura de casa, la trasmisión de conceptos que no encuentra en la lucha diaria por sobrevivir económicamente. La gente quiere regresar a amar el color, lo simple y natural de la belleza, como si quisiera petrificar y congelar aquello que es hermoso, bello, libre.

Entonces esta mi obra, ajena a la fealdad de la misma vida, ajena a la confusión, a lo difícil, lo incomprensible, a la discriminación entre el bien y el mal, y graciosa porque te regala la facultad de percibir y de gozar: línea que evoluciona de principio a fin sin considerar el mismo grosor; color que no discrimina entre un oscuro, un claro, un medio, un brillante; uno frío, otro cálido. Encuentra la plenitud de la combinación a través de las mezclas. Es infantil, artesanal, primitivo, ingenuo, antiacadémico, y está condicionado al capricho del momento, en el proceso hermoso de la inspiración y la creación.

…Así pasó un año más, voy completando mi desarrollo psíquico y mental, mis cabellos se tornan más blancos, mi piel sigue cayendo y pierdo el contorno de la sonrisa para marcarse cruelmente en mi rostro. Siempre estoy auto-observándome, auto-analizándome, auto -criticándome, y voy dejando atrás el “súper-ego” que jamás tuve, porque me identifico menos con el espejo, estoy menos preocupado de ser adulto y voy convirtiendo mi trabajo y mi persona en un niño.

De todas las fechas importantes de mi “personal calendario anual”, me conmueven el inicio de las actividades académicas porque vuelvo a disfrutar de la enseñanza que me apasiona. El día de la madre y el del padre, poseen importante significado que lo tiene para todos, sólo que yo ya no los tengo físicamente conmigo. Cuando llegan las fiestas patrias, mi disfrute está en ver por la televisión todos los actos públicos…así me siento partícipe directo de las celebraciones y mi espíritu se enciende con la compensación más grande al sentirme más peruano….y llega setiembre el día de mi cumpleaños, para vivir la ambigüedad de la vejez próxima y el joven que va alejándose para vivir la existencia de forma artificial. Creo que a medida que avanzamos en años, nuestro vivir es más artificio que beneficio….En octubre nada me mueve más espiritualmente que la procesión del Señor de los Milagros, donde devotos en Lima y en muchas partes del mundo viven su espiritualidad de manera pública, con una grandeza que conmueve, compromete y une a las gentes devotas.

Y finalmente, luego de haber pasado los doce meses creando, llega la navidad y un nuevo año para empezar. Es una semana rápida, veloz, pasajera, donde la elaboración de mi “Anuario” me brinda la oportunidad de sumar todo lo positivo que hice en el año que termina, cómo someto mi voluntad para agradar a otros, y cómo hay un proceso opuesto entre el tiempo para pasa y el que viene.

De todas formas, nada es más natural que vivir, así como nacemos. Nada es más determinante en el recuerdo que guardará la gente de nosotros, que evitemos desmoronar nuestra imagen, que tanto cuesta y que en la mayoría de veces, cada cual le da la importancia que quiere, utilizando el método que mejor le acompaña….cuando el espacio guarda nuestras cenizas y el tiempo lo borra o ensalza todo.