VIVIMOS
AMENAZADOS
Hay
que convertirse en Superman para hacer frente a las muchas amenazas que tenemos
en este mundo cada vez más peligroso y conflictivo. No hay a quien recurrir en calles
y plazas, como en la intimidad de nuestra casa. Los delincuentes, asaltantes,
terroristas, incendiarios y otros parásitos sociales, se han adueñado de nuestro espacio para hacernos
encerrar como cucarachas.
El
vocablo “libertad” se está convirtiendo en un arcaísmo. Los peruanos somos
incansables para luchar sin lograr ganar la batalla. Esta es una batalla
infernal entre los buenos o ángeles y los malos o demonios. Ya no asusta lo que
diga o escriba, porque todos alguna vez hemos sido víctimas de la guerra
cotidiana entre ángeles y demonios, dentro de la sociedad nuestra.
Hemos
perdido el amor por la vida, la salud, y la alegría de lo que significó el
alumbramiento de nuestra madre un día. Se está perdiendo el lugar que cada
quien ocupaba en una sociedad que ahora se ha convertido en abstracta,
malévola, destructora, sombría, mentirosa, cobarde, atropellando nuestras
conciencias y nuestro cuerpo. Así no podemos seguir habitando este planeta
herido, dejando huellas de dolor, angustia, desesperación, llantos y malestar impresos
en el alma y los cuerpos de millones de peruanos.
Qué
hacer ante tanta negatividad. Las autoridades no solucionan el problema,
tampoco las instituciones que tienen que velar por la pacífica coexistencia de
nosotros inocentes seres humanos apagados por un arma, una granada, un perdigón
o una chaveta. Hasta las radios y periódicos se han convertido en promotores de
la delincuencia. Ni qué decir de la televisión, que es la mayor culpable de la
proliferación de esta gente descarriada, deshumanizada y antojadiza al
presentar espectáculos sin valores, la vida tormentosa y corrupta de muchos de
sus personajes, novelas que confunden y no educan, programas cómicos donde se
ridiculiza la vida en vez de alturarla. Programas de cuerpos bonitos con
cirugía y cerebro vacío como calabaza. Prostitución y otros pecados capitales
ventilados como ejemplo a nuestros niños y jóvenes. Todo ello con el
beneplácito de las instituciones que los protegen y gastan millones de dólares
en promocionarse.
Algo
tenemos y debemos hacer, para liberarnos de los pliegues que forma en nuestra
conciencia el sinsabor que deja el peligro y la criminalidad. Algo que enseñe a
repartir la riqueza en partes iguales para cada habitante de nuestro país. Que
así como se enriquecen los bancos y empresarios, llegue también solución
económica para los problemas de los demás peruanos.
El
caso del FONAVI es una señal de herida abierta ante tanto adulto mayor confiado
que el Estado devolverá su dinero, y no hay solución que se vislumbre a la
fecha. La vara mide de manera diferente a quienes sufrieron la expropiación de
sus tierras en el gobierno del Gral. Velasco Alvarado, y a los fonavistas que
fueron obligados a pagar a un fondo, sin ningún beneficio.
El
querer aumentarse el sueldo los funcionarios del Estado y tener como sueldo
mínimo un miserable pago, origina las diferencias notables entre peruanos.
El
que haya universidades e institutos para ricos y nada para los pobres, es mala
señal que trae consecuencias catastróficas en el presente, agravándose en el
futuro cercano.
El
maltrato de los vendedores ambulantes y la defensa de los grandes emporios
económicos transnacionales y nacionales, es otra mala señal de la angustia que
se está gestando en millones de personas.
La
salud del pueblo en manos de enfermeras, médicos y técnicos mal pagados,
contratados o tercerizados, el una bomba de tiempo.
Ahora
después de este análisis nos toca nacer con otra estrella porque a la fecha
sólo estamos estrellados. Caimnamos en dirección opuesta a la prosperidad, la
igualdad y la libertad. Entonces solo el cielo será nuestro consuelo……
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