UNA
MIRADA AL MIAMI DE HOY
Guardo los días vividos
últimamente en Miami. No hay duda que me produce felicidad reencontrarme con mi
hermano Lucho y su esposa. Además agradable coincidir en el mismo vuelo con su
hija y mi sobrina Kenya Bustamante Dulanto….Es que mi mente guarda secretamente
como una cuenta millonaria, los afectos que vivimos cuando estamos juntos.
Esta vez me llevó a esta
ciudad, la inauguración de mi exposición de pinturas en la Galería Adelmo del
galerista Antonio del Moral en la Little Havana cubanísima. Alrededor de este
barrio pude hacer un recuento de mis anteriores visitas a esta parte de la
ciudad y sus alrededores.
Miami es una ciudad grande y
curiosa. Tiene la personalidad de los extremos: se habla inglés y también
castellano; se es gordo y también flaco; se tiene mucho dinero o se carece
totalmente de él; hay inversión inmobiliaria y carencia de vivienda digna. Hay
préstamos de bancos y miles de habitantes declarados en bancarrota; hay
billonarios y millonarios y endeudados hasta las orejas; también hay quienes
manejan bien sus finanzas y los que derrochan lo poco que tienen.
Sin embargo, hay algo que es
común en casi la mayoría de los hispanos o latinos como los llaman: la gran
mayoría se alejó de sus pais resentidos y trataron de encontrar una respuesta a
su desorden financiero, su mala conducta y los falsos modelos de imitación…Muchos
de ellos sino la mayoría desaprueban su pasado, lo ocultan o lo olvidan
deliberadamente para sentirse gringo, cambiar de fe religiosa o negar hasta su
religión. Cortan su pasado con los amigos, la amargura de perdedor y su
economía en falencia. Muchos hispanos son gente honorable, asimilaron el
sistema, aprendieron a continuar su vida en mejores condiciones, y poseen
estallidos de bonanza económica en el auto, la casa y demás formas de vida con
benevolencia.
Pero Miami es también un
lugar donde no hay fábricas y sin embargo los grandes y lujosos centros
comerciales venden de todo y con todo. Hay precio para todos los bolsillos. Lo
que encuentras aquí en precio astronómico, lo volverás a encontrar allá en
precio accesible. Lo que sorprende en una tienda, dejará de sorprenderte en
otra. Los “grandes diseñadores” malbaratan sus creaciones en almacenes
populares, para hacernos creer que aún están en el sitial que ellos creen y
desean, hacernos creer.
También hay una ausencia
total de relajo. Todo es un exigente trabajo, una profunda preocupación por
conseguir los dólares americanos para sentirse viento en popa. Cuesta ganarse
un sueldo alturado, digno y sano.
Hay restaurantes de todos
los sabores y colores, pero sin duda los de comida peruana se encuentran en
todos los barrios y condados…porque en los que han invertido en estos negocios
tienen una preocupación total y presente de no fracasar económicamente.
En Miami como en todo este
país, se tiene un profundo respeto por los ancianos, los niños y los animales.
Eso he visto también en los civilizados países europeos. Hay hospitales,
viviendas y espacios exclusivos para ellos….Aparentemente, el dolor no existe,
todo es alegría, diversión, juerga y una idea difundida de que todos llegarán a
ser millonarios.
Acostumbran gastar mucho de
sus ingresos “comprando”. La compra es el mejor deporte de los habitantes de
Miami.Se compra ropa, víveres, casas, autos porque la mayoría de personas creen
que el comprar los pone en el mismo nivel que los gringos. El dinero es lo que
manda en este país donde ganarlo, cuesta sacrificios increíbles e
indescriptibles literalmente.
Cuando visito esta ciudad,
mantengo un buen trato con las personas. Por suerte conmigo se muestran como
son en la realidad, el teatro con telón no existe. Así voy descubriendo que no
tienen poderes a medida del rey Midas. Se muestran tan naturales como cuando
nos tratamos en Lima. No es el dinero lo que determina su economía y su vida
personal. Tenerlo en abundancia o el necesario no los priva de regalarme una
sonrisa.
Aquí he pasado días
bonificados de afectos, sonrisas, amor, alegrías, atenciones, regalos,
invitaciones, buena comida, algunos aperitivos, total libertad y lo que más me
gusta es que vivo emocionado y hago partícipes a todos mis sentidos.
Cuando estoy en Miami, vivo
semanas y días de sueños, de fantasías poéticas, embriagado demasiado con las
atenciones y entonces pierdo la noción del tiempo, los días y las horas.
Sin embargo, estoy
permanentemente informado de lo que pasa en el Perú, en el mundo y me aterro de
los actos que no tienen sentido como lo sucedido en París últimamente. Así
resplandece un sol fuerte cada mañana y una onda de aplausos que a la distancia
me dicen que estoy actuando bien conmigo siendo feliz, y con los demás a
quienes dicen “hago muy felices”…Amén.
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