DESMEDIDO
AMOR
(EB- 19 agosto 2012)
Amé
sin pasión y sin locura. He amado y me amaron. Sé que aún me aman, pero no debo
corresponder porque preparo el camino que me llevará junto al viento. Llegaré
allí para sentado en una piedra, pueda recordar los años que he vivido. Y ¿cómo
los viví?...
He vivido como todo ser humano.
Tranquilo en mi niñez y adolescencia. Movido en juvenil etapa y sobrio en el
complicado bosque de la adultez. Recuerdo de niño mis viajes a Piura con mi
madre y mi hermano mayor Carlos Guillermo (+). Nací en Piura pero nunca viví
allí. Fui el forastero que llegaba a visitar parientes y bebió los afectos que hoy casi son ajenos. Sus
colores, el sol que quema, los apetitosos potajes, su cantar tan agradable
cuando hablan y su manera de vivir tan pegados a la tierra y disfrutando de lo que la naturaleza les
brinda. Así he visto Piura de niño, y
ahora adulto, siento mucha nostalgia por los años no idos, los aromas de sus
picanterías, el verdor de sus campos, su paisaje lleno de algarrobos, y su
aroma cuando lo convierten en miel o leña… y la gratitud de su gente de pura
sangre heredada de los Tallanes.
De mi adolescencia, las imágines se
quedan en la campiña de Arequipa. La ciudad que me enseñó su eterno manantial
de verano y sus fríos de la noche. Allí aprendí a valorar mi apellido y conocí
mi raza paterna alturada…Nacía en el arte en la dirección del P.José Mojica
OFM, famoso tenor mexicano metido a sacerdote. Allí estrujaba mis zapatos con
el fútbol, y murieron las teclas del piano en mis dedos predestinados para
otras alturas. Arequipa es la catedral de mi vida adolescente. La que talló en
mi sillar: escudo, fe y ausencia de fronteras.
Luego mi juventud se vio conmigo
mismo en la fe de los sacerdotes jesuitas que me formaron, me inculcaron amor
por los desposeídos, compartir con el que nada tiene, enseñar lo que
aprendemos, lentamente, como un catecismo que se va fabricando cada día en el
amor a Cristo. Supe de amigos propios, y amigos extraños. Los que avanzaron y
los que se quedaron. Los talentosos y los desperdiciados. Los momentos de un
amor secreto y la admiración de todos.
Así cuando menos pensé llego la
adultez y la vida se complicó en lo que es bueno y lo que es malo. Lo que es
permitido y lo que no. Lo que es luchar o tirarse al abandono, la juega, la
diversión generalmente malsana. Pero mi entrega a la docencia de jóvenes casi
de mi misma edad, me hicieron saludar la decencia, el buen hablar, y continuar
siendo ejemplo de algo. Así abriría las puertas del intelecto, los detalles del
talento artístico, y la mañana que siempre se presenta primavera.
Entonces, conocí trofeos y
reconocimientos. Los aplausos permanentes, navegando en la barca del la dicha
prolongada. Las sonrisas, los sueños de los que despierto pronto, para no
engañarme en lo imposible. Entender
antes que otras cosas, que soy un ser humano, casi adolescente, casi
joven, casi siempre serio o sonriente. Así he encontrado la paz espiritual que
ansío, la poesía para continuar viviendo, el amor de otros que es el amor mío,
las manos en el corazón para saber que existo, el ritmo en mis pies y mis
oídos, el color de las flores que me acompañan siempre en mi vereda.
Así vivo, casi en secreto… evitando
que las palabras de otros me golpeen o me hieran, que junto a mi paz permanezca
la esperanza. Que los árboles me señalen el camino directo al cielo, Que nadie
mate mis colores, mi bandera, mi patria amada, la inocencia de los niños, el
cuidado de la vida. Que me guarden un rincón para seguir enamorado de mi reloj
despertador, mi chalina colorida, mis guantes que calientan mis manos en el
invierno crudo, inofensivo, escuchando las melodías que me gustan…y el sonido
de mil violines, chelos y bajos. Que pueda quedarme aquí y contigo a través de
mis pinturas, y mis escritos como la más hermosa locura. Que mis palabras
pinten pájaros y flores, y que el silencio me convierta en un soldado peruano
sin temores.
Así del otro reino aprenderé a
palpitar dentro de ti en el mejor de tus recuerdos. A sonreír en ti, con tu más
alegre sonrisa. A escucharte a ti cual si me miras. Entonces mi partida no será
funesta, y mi historia vale haberla vivido….porque quedará en ti mi recuerdo,
mi espejo trasladando mi silueta, el regalo de mis horas y mis días, el final
con el principio, y mis manos con sus dedos completos. Así podré impostar una
vez más mi voz, y recordar a través de ti mi historia, y escaparme de la
ironía, para no perderlo todo una noche cuando embriagado de amor, cierre los
ojos.
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