PUNTUALIDAD
Y DESORDEN
(EB-3 junio 2012)
Si de algo no podemos ufanarnos la
mayoría de peruanos, es de la puntualidad. No existe, es un juego. Es el
ejercicio de a mí que me importa quien espera. No hacemos uso de un teléfono
para indicar a la parte afectada la razón de nuestro retraso. Creemos que
estamos favorecidos por la espera de nuestro interlocutor. Entonces los
peruanos llegamos tarde siempre a las bodas, las graduaciones, los sepelios,
las visitas comprometidas, y todo evento donde nuestra presencia no sólo es
importante, sino que es esperada con ansias.
Desde el presidente de la república,
pasando por parlamentarios, funcionarios públicos y privados, empresarios,
profesores, universitarios y escolares, jugamos a la tarea lúdica de quién es el
que más tarde llega. Cada tardanza es borrada del muro de los lamentos y
debemos soportar los que intentamos ser puntuales, la hora que llega a quien
esperamos.
Hace pocos días, me enteré que el
Ministerio de Educación de nuestro país, obliga a que un estudiante de nivel
superior deba ser acogido en el aula no importando la hora que llegue. Dice “el
alumno paga por recibir un servicio. La educación es un servicio. Esta debe
darse a la hora que se presente”. De manera que si como docente tienes
programada tu clase de 9 am a 11 am, y uno o varios alumnos interrumpen tu
clase cada cierto tiempo de ese período, sólo tienes que callar, abrirle la
puerta y aceptar sus disculpas (generalmente inventadas, tontas y sorteadas en
la mente de quien encontrará que puede hacer del tiempo de los demás y de su
propio tiempo lo que le viene en gana).
Así contribuye este ministerio a las
“buenas costumbres de los peruanos” en vez de corregirlas siendo drástico en su
disposición.
Puntualidad es la cualidad de ser
puntual. Puntual es ser diligente, exacto en obras a tiempo. Es ser
conveniente, adecuado, indubitable, cierto. Pero más aún, ser puntual es
respetar el tiempo de los demás, evitar la metamorfosis de la espera en la otra
parte. Ser puntual es reconocer que todo tiene su espacio, pero también su
tiempo para realizarse, entregarse, escucharse o discutirse.
A diferencia de nosotros peruanos, en
países como Europa y Estados Unidos de Norteamérica, la puntualidad no sólo
constituye una virtud en quien la practica y posee, sino que es un plus
obligado para fundamentar de la mejor manera la persona honorable que eres.
El reloj marca exacto las horas para
cada actividad humana. Eso permite tomar el bus para llegar a la hora. Salir
del trabajo puntual para continuar tu vida en familia. Asistir a un evento
religioso con la seguridad que nuestras oraciones son bienvenidas en comunidad.
Hagamos pues de la puntualidad un
eslabón que una nuestros movimientos diarios en relación con los demás, y no la
herida inadecuada que marca molestias, o va tejiendo los anticuerpos de nuestra
culpa sin penitencia.
1 comentario:
LA PUNTUALIDAD Y EL ORDEN SON VALORES QUE POCOS LOS PRACTICAMOS, ENTENDIENDOLOS, NO SOLO EL LLEGAR TEMPRANO A NUESTRO TRABAJO O A UNA CITA,TENER EN ORDEN NUESTRO ESCRITORI O CASA, SINO TAMBIEN DEBEMOS SER PUNTUALES Y ORDENADOS CON NOSOTROS MISMOS.
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