LA FELICIDAD DEL
REENCUENTRO
(EB- Enero-2014)
Un día ingresó a trabajar en un prestigioso banco e hizo
carrera en él. Época aquella que para lograrlo las exigencias físicas,
intelectuales y psicológicas eran muchas….Lo vi nacer. Creció a mi lado y en mi
hogar junto a nuestros hermanos. Fue mi alumno en la escuela secundaria y mi
engreído en casa. Inteligente, matemático, buen gusto en el vestir, amiguero,
seductor social, aún goza de simpatía en su generación. ..Así es él, mi hermano
que desde pequeño lo llamamos Lucho, aunque su nombre real es Luis…Como todo
joven se mantuvo cerca de los afectos ganados sin esfuerzo y con personalidad muy propia.
Había viajado por Aruba, Miami, Colombia, Panamá y Brasil y
un día decidió mudarse con su esposa a Miami. Su alma es tan resistente como su
inteligencia y su cuerpo activo para enfrentar la vida en un país donde los rostros son mustios,
alargados, inexpresivos y la felicidad se encuentra en poseer cosas materiales,
comer mucho y hacer compras.
En esta ciudad ha iniciado una pequeña empresa para auxiliar
a los que creen en los productos naturales de culturas ancestrales como China y
Perú. Entonces su estilo de vida tiene otro sentir y se ilumina cada noche
cuando se comunica telefónicamente a Lima.
Ahora soy yo el que se dio cuenta que había cometido un
terrible error. Un involuntario olvido en mi trayectoria de clases,
exposiciones, charlas, murales y otros. Pasaron 12 años y recién he podido
verlo…Recién he podido entender cuanto
de amor guardamos él para mí y yo para él, sin saberlo, sin sospecharlo, sin
mendigarlo.
Mi vida ha sido y será siempre muy activa, pero jamás debo
olvidar que en Bordeaux y en Miami están mis dos hermanos sedientos de amor,
creciendo en fe, guardando sus abrazos para sonriendo, regalarme lo mejor de
cada uno.
Las cinco semanas últimas en Miami, han sido para reencontrarnos
con mi hermano y su esposa. Ha sido una navidad recordando las que disfrutamos
con nuestros padres que ya no están y con nuestros hermanos vigentes por
suerte.
Hemos aprendido una vez más, que Dios está donde las señales
de vida y los afectos humanos se unen, se proyectan, se hacen dueños del amor
de los nuestros en un silencio con muchas lágrimas. Ahora puedo alimentar los
años que siguen con el amor fraternal que nunca fue mejor expresado, mejor
vivido, mejor compartido.
Recordando mi partida en Taca Airlines del Aeropuerto
Internacional de Miami, hace unas horas, la silueta de mi hermano Lucho y su
esposa al lado de su auto mirándome, con mucho dolor y llanto. Gritos de
emociones guardadas, lágrimas que en tantos años han podido regar el cosmos.
Entonces les dije: “…cada vez que se sienten a comer en su mesa,…yo siempre
estaré allí para compartir el alimento con ustedes”
Luego, ingresé al aeropuerto y me fui perdiendo entre
viajeros, turistas y cámaras fotográficas. Después desde mi asiento 17F, miré
de lo alto la ciudad que se fue esfumando en mis pupilas, mientras…mi corazón y
mi mente convirtieron el presente en tiempo.
Aeropuerto Internacional de Tocumen
Ciudad de Panamá
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