EL MERCADO DE MI BARRIO
(EB - 10 enero 2014)
Todos los distritos o barrios de la ciudad de Lima,
tienen su propio mercado. Es decir el que surgió hace tantos años que nos hemos
olvidado que de pequeños nuestras madres o las empleadas del hogar nos llevaban
allí para disfrutar de los colores, las ofertas y todo lo que de maravilloso
tiene la exposición de ellos. Mercados así existen en ciudades como Roma,
París, Ámsterdam o Londres.
Son lugares donde entra mercadería de noche,
generalmente en manos de migrantes y en nuestro caso que vinieron de la sierra,
o de las provincias costeñas cercanas a Lima.
No ha alterado la presencia de los supermercados,
la existencia y funcionalidad de los mercados de barrio. Allí está el de
Caquetá en el Rímac, el de Zarumilla en San Martín de Porres, el de Lobatón en
Lince, el Modelo de Jesús María, el Central en Lima, el de
Surquillo-Miraflores, etc. Tienen muchas ventajas…la amabilidad de la “casera”,
el engreimiento en la yapa de la hierbabuena, el perejil o el limoncito. Además
te venden el olluco cortadito, el mondongo para el caucau y el italiano ya
cortado, te indican si deseas la papa para freír o para sancochar, muelen la
carne de tu elección delante tuyo, el pollo lo trozan a tu pedido, las
ensaladas están ya listas para condimentarlas, etc.….pides los condimentos para
un menestrón, o cualquier comida y ellas son expertas en darte la cantidad
apropiada de acuerdo a los comensales. Ante tanta maravilla, los grandes
supermercados de las empresas transnacionales que se han establecido en nuestro
país, no han podido “matar los mercados de barrio”, por el contrario han
copiado mucho de su peculiar estilo, y se han motivado para que mejoren en su
servicio, que jamás podrá compararse al del clásico mercado cercano a tu casa.
Lo que pasa es que esos sistemas de máquinas que te dan cosas, o de robots que
te atienden seriamente, llegaron a deshumanizar, despersonalizar el servicio
ante el cliente, y a nosotros los latinos como a los europeos, nos gusta el
trato de gente con gente…no de máquina a humanoide…y la “caserita” siempre está
allí para atendernos con las verduras, las frutas, las flores, los periódicos,
el pescado, el pollo, y las carnes…con una amabilidad que te atrae…y que
finalmente resulta más económico porque no tienes que pagar estacionamiento, y
no te expones a que te desvalijen el auto en la misma playa del supermercado.
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