LOS
EDUCANDOS
(EB-14 abril
2011)
Los vi crecer en tamaño. Conocí sus
ideas, sus sonrisas, sus juegos. Vi sus temidos propósitos y sus alegrías
plenas. Escuché sus sueños. Viví la desarmonía de la timidez propia de la edad.
Aún están allí esperando un soplo divino para continuar con la seguridad que da
el triunfo.
Pasaron de los juegos a los 3, 4 y 5
años y aprendieron a cumplir sus tareas a los 6, 7, 8 y 9. La vida estudiantil
empieza a complicarse y es importante la astucia y la preparación para responder
interrogantes de varias materias. Ahora disfrutan de un educador de aula
permanente. Lo llaman tutor, porque suponemos que los conoce bien, y los educa
con las últimas destrezas que la pedagogía contemporánea le brinda. Luego como
un indescifrable poema sobre la mesa de
sus invisibles problemas, van contemplando lo que hay que aprender y cómo
ilustrándose llegan a dominarlos. Así la mente se abre, su entusiasmo se agita,
la verdad llega y el deseo por continuar es urgente.
Ya en secundaria, otros problemas los
abate: la sexualidad guardada en un armario de condenas morales, religiosas y
también científicas. Allí su cuerpo temporalmente empieza a afeitarse del
pasado para aprender rápido a ser adultos. Pero la adultez no es la angustia de
la nada, deslumbrarse cada día, o llorar por la lección no aprendida.La adultez
en un país como el nuestro se inicia a los 18 años, cuando un joven aún está en
pleno estudio y formación, y depende totalmente de sus padres, la familia, la
institución superior sin que pueda dar
solución única y singular a sus
carencias.
Los jóvenes en nuestro país están
estremecidos por la responsabilidad que deben asumir cuando aún no manejan su
propia independencia social, ni menos una economía propia.
Así la situación se hace más difícil,
las tentaciones lo llevan a un abismo de fracasos, consume lo que la generación
de sus contemporáneos consume. No siempre está bien guiado por unos padres que
se preocuparon por darle cosas materiales, hacerle creer que pertenece a un
estatus alto, o permitirle libertades que no siempre llevan al éxito.
Los jóvenes pasan por un período en
el que lo sexual, lo prohibido, forma parte del mundo que empiezan a descubrir.
Quienes no tienen cimientos morales empiezan a escribir a la orilla del abismo
su despropósito y sus aventuras que lo pueden llevar totalmente al fracaso, a
la paternidad irresponsable, al contagio de enfermedades sociales.
Pero están los otros jóvenes, los que
sueñan despiertos, los que se programan, los que van camino al éxito, los que
descubren su realidad socio-económica quitándose la careta de la eterna mentira
de una familia engañosa. Están los que hacen manejo correcto de su sexualidad,
y saben esperar contando el tiempo que le toca para ser adulto en la
procreación o sin ella, pero adulto indisoluble.
Así la vida transcurre, las
generaciones se suceden, los hombres continuamos creciendo para bien o para
mal. Así lo brumoso del futuro de un país como en nuestro, empieza a aclarar lo
vivido y lo que viene por vivir. Ahora, iniciaremos juntos el abanico de
opciones que nos permite ser diferentes, pensar diferente pero actuar unidos.
De esta manera aboliremos esa alma transparente que es el continuar de la vida,
evitando el caos, con mejor calidad de vida para todos y haciendo grande siempre
a un país como el Perú.
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