EL VALOR DE
LA PALABRA
(EB- 27 julio 2012)
Mi añejo y juvenil amigo Fared
Torvisco, ha tenido la amabilidad de
enviarme un video del escritor Eduardo Galeano (Montevideo-Uruguay:3 de
setiembre de 1940-Signo virgo), quien hace un rescate del diálogo en su obra
“Los hijos de los días”. Hay en ella un abierto lenguaje de la comunicación
entre jóvenes, niños y adultos que comparten una visión intelectual y emocional
a través del valor de la palabra. Estamos habituados a no cumplir nuestra
palabra, y lo observamos diariamente en los políticos prometiendo todo en la
campaña y no realizando su promesa ya en el gobierno.
Es curioso que Galeano tomara las
palabras de un pescador colombiano para escribir gran parte de su obra madura e
intelectualmente responsable. Es admirable lo envolvente de su lenguaje y de
qué manera comparto personalmente mucho de lo escrito. Nunca me he divorciado
de mis promesas. Están aún vigentes mis palabras a pesar que el tiempo ha mutilado mis tertulias
bohemias de antaño. Ha influido mucho en mí, la formación religiosa, militar y
cívica que recibí en mi recorrido por mi propia historia.
Y aun cuando me siento moribundo en
algunos rincones del ego, tengo vida para seguir hablando y seguir luchando por
el cumplimiento de la verdad, la promesas de mis palabras. Sigo vigente en el
retrato que cada cual ha hecho de mí. Me han fabricado a imagen y semejanza de
los que aprendieron a imitarme y admirarme. No hay ápice de soberbia, sólo la
emoción de saberlo por sus propias voces, y de sentirlo cuando en las noches ya
en mi lecho, tengo un monólogo sincerando mi día.
Porque la obra de Galeano “Los hijos
de los días” es una manera diferente de ver y vivir en el mundo y para el
mundo. Son relatos que se acercan a mis propias páginas del libro no escrito de
mi particular manera de ser. No es vanidad lo que hago y recibo diariamente.
Soy un mortal acompañado por otros igualmente mortales, con la diferencia que
me recordarán por mis palabras, mis escritos y mis pinturas. Así he aprendido a
no olvidar lo que pienso y lo que digo. Así aprendí a cumplir con mis palabras.
Conozco miles de historias de caídas
y triunfos. De niños, adolescentes y adultos. De varones y mujeres y de
marginados sociales. He hablado con todos ellos, y he digerido en palabras sus
confesables palabras. Hay entre todos, lindas historias por contar para que
sirvan como ejemplo y superación y otras que solemos callar para no alterar el
orden de las cosas, y el despliegue de las vidas.
Estoy preocupado de lo que existe hoy
en el mundo y en particular de lo que sucede en el Perú: asesinatos
inexplicables (madres y padres a hijos; hijos a padre o madre, esposo a esposa,
etc). Delincuencia absoluta y no controlada, inseguridad ciudadana, protestas
callejeras, enfrentamiento desafiante a las autoridades, autoridades que han
perdido el control sobre los ciudadanos, invasivas maneras de apropiarse de lo
ajeno, mutilación de la moral y las buenas costumbres…..Algo tiene que frenar
esta tsunami concebido en la mente infernal de el más desgraciado demonio.
He conocido estudiantes pobres en un
colegio del estado y los otros. Los que carecían de todo y los que adquieren de
todo. Una sancionada manera de castigarnos para establecer las diferencias
marcadas de un país como el nuestro. No he sido ni de izquierda ni de derecha.
Siempre he sido neutral buscando el justo precio de mis ideas. No me ha
interesado la política, ni la religión con fanatismo, pero participé y sigo
participando con mi palabra para orientar con experiencia a la juventud
equivocada. No discrepo ni me acomodo, soy consecuente con mis creencias, mis
credos y mis sentires.
Me agrada la juventud que me sigue.
La que gana cada día en la sociedad que la alberga. La juventud que es fiel a
sus principios y cumple sus promesas, a la par que sus palabras. La que cuida
su imagen, cuida su lenguaje y se expresa de manera apropiada. La que sabe que
mentir y callar desprestigia la palabra.
Hoy a casi 70 años de
existencia me canso también del afecto de la gente, pero encuentro gratitud en
la versión y exigencia de sus palabras, sus comentarios y sus afirmaciones
visuales. Hoy estoy aprendiendo que hay un magnetismo de lo original de mi
personalidad, con lo real de mi apariencia física. Hoy doy gracias a la vida,
sigo empreñando mi palabra, y desciendo a la arena para darme un abrazo con el
común de los mortales. Hoy tengo un concepto más cercano y vigente de las
palabras: libertad, felicidad, amarse, crecimiento, talento, respeto, saludable
y otras. Hoy el diccionario me ha regalado mil palabras y la gente me mira de
manera diferente y agradable…..¡ Qué agradable es seguir viviendo!
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