PERDÓNALA
Mírala
con la mejor de tus miradas,
las
que analizan, escarban y destruyen,
las
que te enseñan a saltar sobre los otros
las
que se ocultan entre feas tinieblas
y
ríen e nuestra espalda a carcajadas,
cuando
el corazón roto, solo llora la indiferencia…
Préstale
tu corazón para que sientas lo que siente ella
para
que habites en el lugar de siempre
donde
las carreras son muchas sangres
las
estatuas paradas allí no dicen nada,
pero
golpean en el silencio en la frialdad de su piel
en
la primavera que murió en tiempo pasado…
Calla
y no perturbes sus oídos mancillados
la
humedad de sus poros llenos de miedo
las
serpientes que pasean por su cuerpo
mordiendo
su alma, opacando su dulzura,
encrespando
sus cabellos marchitos
esperando
la lluvia que pueda lavar sus pecados…
Perdónala
sin murmullo, sin gestos, sin mentira.
Teje
en su razón con hilos de su corazón marchito
que
broten ramas delgadas en él para empezar la vida
para
silenciar el paraíso perdido ayer
para
que aprenda a madurar otra vez en su semilla
para
que el murmullo de hojas sea tierno….
Vive
en ella y vive en mí deteniendo el impulso
de
tu amor desfallecido, con desvelo, con dardos
con
miradas de soledad compartida
entre
el cielo y la tierra en guerra,
para
morir sintiendo la muerte ajena
para
soñar parpadeando el encuentro casual con tu mirada…
Así
las caricias del sol broncearan mi piel
agitado
mi corazón volveré a amarte con ternura
abrazaré
tu alma con callada primavera
en
el abismo fatal que ahora nos separa
y
mata la ilusión de amar, de vivir, de tocar,
las
perlas doradas de tu sublime encanto.
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