AURORA BUSTAMANTE DE BOZZETA
(EB-10
octubre 2013)
Está de visita en Lima. La
vimos nacer y crecer. La acompañamos en su bautizo y su primera comunión. Y se
hizo mujer, gestando su propia personalidad, su amor por el prójimo y
descontado gran querer por sus padres, hermanos y amigos. Tiene una alianza
espiritual con Dios, por ello todo el tiempo sonríe y su rostro sereno parece
iluminado por una luz no terrenal. Tiene una serenidad ajena a los pecados
capitales y con la libertad que le da una vida tranquila en una encantadora
ciudad llamada Bordeaux en la Francia de los 80’ cuando llegó y en la Francia
del siglo XXI que le dio un hogar, una familia y las alas abiertas para volar
realmente a donde quiere, y amar sin envejecer sus sentimientos más puros.
Es nuestra hermana Aurora
Hortencia, quien terminò sus estudios en el colegio religioso “Santa Joaquina
Vedruna” en Pueblo Libre, y estudió Secretariado. Entonces la vida era un
hermoso canto simulado en alegrías constantes, en halagos duraderos, en
pretensiones juveniles, en galanes de primera. Se hizo respetar y querer, sus
ojos pardos grandes y su habitual tranquilidad la llevan por un goce espiritual
que sólo conoce su ángel de la guarda.
Un día contrajo matrimonio
con el buen José Carlos Bozzeta Castillo en Lima. Otro día, perdió a su amado
esposo en la ciudad de Bordeaux, quedando de ese fruto sus dos hijos Victor
André y Astrid, felizmente ambos hoy bien casados. Su amor por José fue tan
intenso como su convicción religiosa muy particular y respetable. En la ciudad
francesa donde vive, disfruta de una internacional gama de amigos y el último
modelo de afecto que sabe ganarse con su envidiable carácter.
Nosotros en Lima la
extrañamos, por ser la última de nacer en la familia, y por ser nuestra única
hermana. Sabemos que no conoce el espejismo de los afectos diseñados a
capricho, y que sus pensamientos son dulcísimos como la fortuna de tenerla
entre nosotros hasta el 16 de octubre. Después acompañada de un séquito de
cinco personas, emprenderá vuelo a Arequipa, Cuzco, Puno y la andina población
de Bolivia. Sabe que seguimos siendo sus hermanos que siempre la quisimos y la
seguiremos queriendo. Sabe también que la esperanza de volvernos a ver no es
lejana, que la paciencia en nosotros no se agota para seguirla amando con la
ternura más hermosa que un corazón haya producido, o creado en el Edén de la
procesión de Eva.
Aquí está ahora para
coronarla con laureles de cánticos, y para decirle que a pesar de la distancia
nuestro amor por ella no conoce el llanto, pero si la temblorosa tristeza que
produce siempre su partida al otro continente, donde los puentes sobre los ríos
son esculturas penitentes para cubrir las aguas, donde las plazas vierten su
alegría sobre los jardines exquisitos, donde el amor espera, paciente su
próxima visita.
Mientras tanto yo me cubriré
con la máscara de la comedia, para ocultar mi disfrazada tristeza, para
encontrar con humildad su luz, para que mi siesta sea más caliente, y pueda
pasear mis días comprando amor entre las tiendas.
Encontraré la belleza en los
rayos del sol de su profundidad espiritual paso a paso, para comprender que con
ella cerca o lejos, la vida tiene mayor
sentido. y que de océano a océano podemos gritar siempre su nombre, para que
las gaviotas lo transporten sin murmurar hacia nosotros.
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