SER POBRE POR ELECCIÓN
(EB-27
junio 2013)
He
escuchado y leído las cosas más increíbles que nos trae como “noticia”, la
prensa internacional. Nada tan poco inteligente como lo dicho Frederick D. Mc
Carthy “distinguido miembro del
Institute of Anthropology and Ethnography de Australia”, quien dice que la
“gente siempre busca excusas para eludir responsabilidades”. Dicho de otra
manera, que los pobres son pobres por elección y por pereza. Y que la pobreza
es una condición voluntaria. Su “tesis” es
apoyada por otros estudiosos psicólogos, filósofos y sociólogos, No hay duda
que abundan los estúpidos en todo el planeta. Quiere decir que no sólo son
propiedad intelectual de los países tercermundistas, también los encontramos en
las grandes potencias, etiquetados muchas veces con rimbombantes instituciones con
nombres de lo más sofisticados.
Nadie
quiere ser pobre por elección. Nadie quiere vivir la desgracia de ser un
desposeído, soportar la dolorosa condición del abandono por simple capricho.
Ser pobre es carecer de los elementales recuerdos de salubridad, electricidad,
agua, vivienda y otras más. Ser pobre es ser menospreciado por todos, vivir
ciego ante la civilización, ser dañado por el enemigo de la prosperidad
permanente, ser un olvidado dentro de las clases sociales ocupando el último
peldaño del triángulo social. Ser pobre es perderse de todo disfrute, de todo
alcance y caminar ciego en una vida de privaciones, sacrificios y penurias
cotidianas, permanentes y duraderas.
Ser
pobre es ser usado por los políticos diabólicos para conseguir su voto a cambio
de una bolsa de caramelos, un kilo de arroz o un polo malhecho. Ser pobre es
ser abusado por abogados, policías, y habitar permanentemente en el mundillo de
la indigencia, el sufrimiento y la sinrazón. Ser pobre es vivir colgado de su
carente dignidad, y ser sombra de su silencio. Bajar la cabeza, estirar la
mano, en una vida que no fluye, donde está hace mucho tiempo ausente la
sonrisa. Ser pobre es andar de tumbo en tumbo, suplicando la mirada, borrando
su propia historia, viendo pero no tocando, menos disfrutando.
Así
estos “ilustres señores” de un país que derrocha energía monetaria y
arquitectura de primer orden, se atreven a calificar a los que estamos fuera
con el más desordenado análisis, pensamiento y conclusión. Es que tienen que entender que la pobreza no
es una condición voluntaria como dicen, sino es la sociedad, el país, el
continente que sume a sus habitantes en el olvido, la desproporción, la muerte
lenta, donde jamás existirá una última cena.
Sin
duda nadie busca una excusa para ser pobre, nadie desea cargar con la vergüenza
de ser pobre. Nadie quiere vivir el inicio del cuento de “Había una vez…”, si
es que la melancolía los invade y el llanto brota de una careta castigada al
olvido. Ser pobre no es una excusa, es una condición a la que castigan los
potentados, los que conocen luna y conocen sol, de los que saben de un beso y
no conocen murallas que cierren el paso.
No
seré yo quien haga reflexionar a estos falsos profetas de la pobreza humana, o
de los humanos. Será el tiempo quien castigue sus malos pensamientos, sobre
todo cuando añaden que los pobres si no desean serlo “compren libros de
superación” y “usen su lapto para informarse mejor”.
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