MI AMIGO PAPÁ
(21 de agosto de 2010)
Hay una especie de ritual que debe cumplir mi amigo para poder ver a su hijo. Lo educa con su amor, con el ejemplo, con la lucha cotidiana que significa un empleo donde siendo el “vendedor estrella”, no recibe el pago de sus comisiones de venta, pero ni siquiera el de trabajador. Una especie de salario del miedo, porque cada vez que lo engañan, llega a su casa, se enfrenta con su mujer en un monólogo de insultos que recibe por el hecho de haber olvidado que para disfrutar de su pequeño hijo, debe continuar siendo el Banco de
Es su Gólgota, y no encuentra aún la alfombra mágica que lo eleve al cielo y pueda reclamar a quien en Él sólo cree. Por qué un destino suyo ligado al sufrimiento, al martirio, a lo irreverente de una felicidad que se le niega. Yo aprendí a quererlo ya joven, pues es hijo de una amiga entrañable. Me negué en muchos momentos a creer que pueda existir seres humanos que les gusta ser mujer y no esposa, que son esposas cuando tienen el jornal del marido en sus manos, cuando éste cumple a rajatabla sus coordinados impulsos mentales, porque su corazón perdió la educación y la sensibilidad el día aquel de “martes 13”, cuando desgraciadamente nació.
Hay reales regímenes autoritarios en muchos hogares de nuestro país y de los otros. Existen batallas también reales detrás de cada puerta y cada ventana. Mi amigo de base 3, aún lucha por su libertad de pensamiento, porque ya perdió la libertad del manejo de su dinero. Alguna vez piensa en irse lejos y sólo cumplir con la pensión de su hijo, pero su corazón de padre es tan grande como sus problemas cotidianos que no encuentra la manera de solucionar. Sé de varias parejas que se juntan para mantener una relación de amor-odio. Precisamente, el odio nace cuando uno de los dos empieza a colapsar en el dinero, no en su personalidad.
Entonces de manera repetitiva el insulto ocasiona dolor, resentimiento y por ende maltrato psicológico a los hijos que escuchan, ven, y no pueden aplaudir tamaña malacrianza. Es despiadado formar familia y tener pareja, cuando no se está preparado para la vida. Cuando no terminamos de formarnos como hijos y apresurados empezamos a ser padres. Malos padres, padres sin orden ni moral, sin sentido de creación y hallazgo, sin estímulo de quien se encuentra al frente, de quien es nuestra compañía, de quien nos atiende sólo cuando el dinero llega. Por ello sigo pensando que es mejor la independencia en la totalidad de la palabra y su significado. Independiente para pensar, crear, amar, vivir, emitir juicios, contentar nuestros sentidos, ampliar nuestro horizonte, beber de la sabiduría del tiempo, saber decir no cuando las cosas se dan turbias, buscar la armonía universal de nuestro ritmo como seres humanos.
Mi amigo, cuyo nombre no puedo revelar, jamás imaginó que su enamoramiento visual, fue el más grande error que ha cometido y que lo único que es inconmensurablemente grande, es el amor a su pequeño, a quien ama con la ternura más exquisita que podemos expresar los que aún… somos humanos. Padres como él, merecen otro tipo de calificativos en una sociedad que siempre critica al hombre. Añade cada mañana y cada noche improperios a todos los hombres, por el pecado de uno de ellos. Hay hombres que somos buenos padres, buenos hermanos, también buenos esposos, buenos profesores, buenos policías…lo que me queda en duda es que a estas alturas de las elecciones…no se si hayan hombres que sean buenos políticos, dispuestos a renunciar a sus desmedidos apetitos personales, familiares y de su agrupación…para dejar de lado ellos y entregarse en una especie de humanista renuncia para servir a los demás y así aprender a crecer como personas…y Dios quiera también…como políticos….¡Dios salve al Perú!....
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