LOS ARTISTAS Y SU ALMA
(EB-1 mayo 2010)
El trabajo dignifica a la persona y qué duda cabe, trabajamos para solventar nuestro sustento, pero además para ocupar un tiempo de nuestro día produciendo. Los hay trabajos intelectuales, espirituales, físicos y desde luego no todos son creativos artísticamente hablando. Los artistas somos trabajadores intelectuales y manuales (entiéndase físico). Nuestra tarea es cerebro y manos, o cuerpo, o parte de él. El talento es la parte más convincente de la tarea de un artista. Sin talento, podemos ser todos, menos un artista. El talento es un don, algunas veces heredado, que permite dar solución a los problemas que nos presenta la estética, la filosofía, la composición, etc. y gracias a él llenamos requisitos de todos los elementos que constituye parte importante de cada disciplina del arte.
A través de mi vida como estudiante de arte y luego como artista he tenido la oportunidad de comprobar ese talento creativo en varios de nuestros artistas peruanos. Ya no están aquí. La tierra solloza su partida, pero su arte ha previsto hasta el último respiro de su existencia. En secreto hoy quiero compartir contigo a los artistas plásticos: pintores, escultores. Son almas parecidas que abarcan un período de mi existencia, pero diferentes en su personalidad, en su creación, en su vida, en su alma.
Era un estudiante de arte cuando en las galerías de moda conocí a JULIA CODESIDO y su amiga Catalina Recavarren, otra fiesta de mujer en la literatura. Julia era ya una señorita mayor, usaba siempre una boina y ropas muy coloridas, tanto como su maquillaje. Hablaba con naturalidad con los jóvenes y supe al visitarla una vez en su casa-.taller de Pueblo Libre, que su entusiasmo por la vida, era como el alimento que movía todo cuadro recordando a su maestro y amigo José Sabogal dentro del “Indigenismo” que él creó y que gente como Julia continuó en la corriente hasta el último día de su vida.
Por la misma época en
Dos conversaciones con SÉRVULO GUTIÉRREZ en el “Negro-Negro”, lugar nocturno de la época en plena Plaza San Martín. Me dio a conocer un aventurero, bohemio excesivo, buscándose a sí mismo para expresar en su trabajo artístico Cristos, retratos, Santa Rosas, y paisajes delirante en luz policroma tan propia de su prematura tristeza. Parece ser que varios capítulos por él vividos en su variadísima vida, lo mantuvieron amenazante hasta su final.
TILSA TSUCHIYA, terminaba sus estudios en
El tiempo me ha regalado la oportunidad de tratar a otros artistas que ya no nos acompañan: RAÚL MIRANDA de estilo naif que murió muy joven; SABINO SPRINGETT, fue mi maestro un tiempo en la Escuela de Bellas Artes; JOSÉ OLIVA, con quien disfrutamos la existencia de una pintura suya y mía que en algunos momentos parecían hermanarse; ADOLFO WINTERNITZ, el maestro, el profesor,el amigo cuyo talento iluminó las iglesias a través del vitral;
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