¿UN MUNDO DE MAÑANA?
(EB- 3 marzo 2010)
Como hormigas. Como las cucarachas de alguna novela kafkaiana, estamos a expensas de la Naturaleza con una crueldad con la que como seres inteligentes tratamos a los animales, las plantas y otros seres vivientes, incluyendo a los otros hombres. No hay duda que nos odiamos, somos egoístas, soberbios y la suma de los negativos experimentos de mala fe que se cocinan lentamente en nuestra conciencia.
Cada vez somos más habitando este planeta. Lo hemos recargado de llanto, sufrimiento, dolor, males que nos inducen a actuar severamente con lo que nos rodea. Hemos abusado de lo que se nos entregó para ser usuario, no depredadores. Tímidamente al principio de la Historia, salimos de la cueva para hacer los palafitos a orillas de los lagos. Porque entonces teníamos miedo ingresar al agua, y los ríos grandes como los que nos regaló la naturaleza en el Perú, y a los mares que se convirtieron en océanos cuando le obsequiamos la inteligencia de nuestro imperio inca. Luego poco a poco descubrimos que el planeta es redondo, que en la profundidad de los mares no existen gigantescos y monstruosos animales que se tragan las embarcaciones y nos lanzamos a sentirnos superiores por nuestra piel blanca maltratando al negro, al mestizo, al autóctono. Para eso inventamos las armas, para matar, destruir, comernos la sabiduría de los débiles para lavar nuestra ignorancia de siglos perdida en el oscurantismo, la cucufatería, la persecución al diferente, la muerte al adversario por capricho y decisión propia.
Así continuó la Historia matando, destruyendo, asolando, segregando, demoliendo, desapareciendo a millones de los que eran diferentes. Llegó la Era Industrial, el siglo XX y el XXI….para vivir la más dramática de las etapas del hombre. Todo maquillado para favorecer a las empresas, las industrias enriquecidas con la explotación, la dureza de un trabajo de veinticuatro horas, la comedia del destruir para obtener más dinero. La riqueza a consta de la pobreza de otros. Y los ríos y mares contaminados, los bosques deforestados, con la desesperación de muchos y el divertimento de pocos.
El arrullo tierno de nuestros primeros años, se está volviendo el llanto de gritos rociados de perniciosa duda. Están matando el baile de sonrisas y comicidad que aún nos queda. Están desvergonzadamente oprimiendo nuestro corazón y nuestra mente, para llegado el momento no tener nada dentro y ahogarnos en nuestro propio estiércol… ¿Dónde quedó nuestra fe hacia un Ser Superior?... ¿En qué hemos fallado haciendo mal uso de nuestro planeta?...Si no hay fe, ¿qué será de nuestros niños y jóvenes, de nuestros ancianos indefensos y nuestras playas tranquilas?... ¿Qué será de nuestro planeta cuando haya pasado 100, 1,000 o 10,000 años sin la presencia del hombre en él?....Es que acaso ¿crecerán tan bellos los helechos?... ¿el arco iris lucirá los mismos colores?... ¿será la melodía la que impresione la conciencia dormida de otros seres?....
¿Habrá alguien sentado frente a mi leyendo un diario, un libro o algo parecido a una lap top?.... ¿Existirá una madre lactando a un bebé, mientras sonríen temprano los niños en la escuela?... ¿Saldrá el sol como ahora cada mañana, para calentar nuestros músculos dormidos y nuestro corazón duro nos enternecerá con una caricia, una mirada, una palabra o un beso?
¿Podremos pasear por nuestras ciudades disfrutando de aquello que nos hizo feliz durante nuestra existencia?...¿Y el aroma fresco de las flores, nos atrapará para enseñarnos a disfrutarlas nuevamente?...¿Seguirá siendo el rojo el color que más me guste, o deberé cambiarlo por el color negro para seguir viviendo?...
Para entonces en el hombre mucho habrá cambiado genéticamente. Físicamente por la nueva vida y costumbres…e internamente porque no podrá olvidar que seguirá siendo culpable de su maltrato a la tierra, hoy con un vendaje oscuro cubriéndolo, vestido con una coraza de metal para sentirse protegido….
100,000 años después la luz se apagará para siempre: el planeta será viejo, anciano, cansado para volver a empezar por enésima vez el capricho del hombre, el abuso de siempre, la terquedad de todos los días, durante interminables siglos..el cansancio le pasará la factura y sólo los que tienen fe, serán los afortunados de siempre….
Ahora que se acerca el 22 de abril, celebremos el “Día de la Tierra”, festejo que se inició en Estados Unidos de Norteamérica en 1970 como una plataforma de discusión y difusión sobre el medio ambiente y sus principales problemas, tal vez así aprendamos a valorar lo que antes no dimos la importancia debida…y dediquemos a nuestro planeta lo mejor de nuestro mundo interior para revalorarlo cada uno y todos.…..