LA IGLESIA CATÓLICA Y LOS CÉLIBES
(EB-Lima 12 de mayo de 2009)
(EB-Lima 12 de mayo de 2009)
Las fotografías y comentarios sobre el padre Alberto de la revista “TV Notas” y una mujer en la playa de Miami Beach, sólo pretenden organizar un escándalo igual al que en Lima, desató la presencia del padre Martín en la Costa Verde. Es que nada es más placentero para los medios de “descomunicación”, que escandalizar, golpear la susceptibilidad, y hacer notable un incidente que puede vender alimentando el chismorreo, y la desacralización de lo divino. El padre Alberto es un sacerdote más, que rompe los votos y promesas hechas a Dios, y encuentra una disculpa para su error y traición a sus principios, tomando (lamentablemente) frases de la Santa Biblia, para disculparse.
Las vivencias del padre Alberto Cutié hiere a muchos, porque siendo sacerdote, arrastra con sus errores a multitud de creyentes católicos que confiaron su fe en Dios a través de su pastor. Las protestas a favor o en contra, no tienen nada que ver con los votos que hace un religioso al aceptar integrarse a su comunidad., siendo entre otros el celibato eclesiástico tan duro, como mantener la pobreza, la humildad y la obediencia a sus superiores.
Parece que la moda estar en perdonar a los líderes sus errores, aún cuando estos van en contra de las doctrinas. Ser “célibe “, significa permanecer soltero, es decir, no mantener relaciones sexuales con otra(s) persona(s), dicho de otra manera mantenerse casto de pensamiento, obra u omisión. Sin duda algo difícil, terriblemente atípico, humanamente considerable. San Agustín decía “Nada hay tan poderoso para envilecer el espíritu de un hombre, que las caricias de una mujer” (año 567 DC). Juan Pablo II en 1993, dice “El celibato no es esencial para el sacerdocio; no es una ley promulgada por Jesucristo”. Sin duda estamos de acuerdo con este último concepto, pero definir la situación de los clérigos dentro de la Iglesia católica, sólo le compete a la misma Iglesia y no a los creyentes que solemos disculpar graves errores, sin estar informados de lo que debe o no hacer un religioso desde su ingreso a la congregación u orden que lo acoge.
Se puede servir a Dios y a su pueblo siendo célibes o casados, pero esta conclusión es ajena al voto o compromiso que asume un religioso al jurar celibato mientras vive como tal. Queda en la conciencia de cada uno, si actuar a espaldas de la Iglesia, engañando a sus fieles y superiores, descuidando en algunos casos sus obligaciones de guía y pastor, es correcta y usual.
La entrega a un apostolado debe ser en el religioso célibe, como en el médico salvar vidas, como en el maestro educar para la vida, o la madre entenderse de la formación total de sus hijos al lado del padre. En una sociedad con menos confusión, con leyes y normas claras, con ejemplos y modelos por imitar….el caso del padre Alberto, pasa desapercibido, y no afecta como se pretende, armar un escándalo más para atacar de alguna manera a la Iglesia Católica, tanto o más golpeada por los agnósticos, ateos y sectas que se extienden por territorios de América latina.
Finalmente, sólo es Dios quien puede juzgar este comportamiento inadecuado, esperando que los creyentes no se vean arrastrados por esta corriente del escándalo, la festiva y satánica actuación de intereses confundiendo cuando su fe no está cimentada en los verdaderos principios éticos, morales y religiosos.
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