REFLEXIONES PARA DISFRUTAR UN CAFÉ
Hay que
liberarse de la ironía, para convivir con los demás. Hay que estar despierto
para que el enemigo no nos traicione. Y debemos estar ocupados, para que la
muerte nos alcance en pleno uso de nuestras facultades laborales y mentales.
Podrían ser consejos de un sabio de la antigüedad, pero en una época como la
presente, nada es posible si no buscamos con rectitud compartir con nuestro
prójimo. Y el dicho “no hagas con los demás lo que no te gustaría hicieran
contigo”, se presta para el despertar de la palabra hoy.
Hay
veces creemos que el fin nuestro en la tierra es almacenar títulos, comodidades
extremas, riquezas materiales, nivel de soberbia suficiente para llenar nuestra
egolatría habitada por los parásitos más feos de una conciencia.
Otras
veces, creemos que nos ponemos al nivel de nuestros subalternos, empatizamos
con ellos en un errado parecer que eso está bien. Hay que saber comportarse y
estar enteros para recibir el respeto de los demás. Hay que estar despiertos,
para que la corriente no nos arrastre por caminos equivocados.
Somos
pasajeros de este mundo material, donde no es necesario buscar la abundancia
para sentirse humanos. Ni agitarnos en una carrera por tenerlo todo, a
cualquier precio, sin importar a quien o quienes aplastamos para conseguirlo.
El hombre está permanentemente mirando por la ventanilla la estrella que
iluminará sus ambiciones materiales. No importa el precio, no interesa si el
conseguirlo le regala llanto o tristeza. Lo que importa en conseguirlo.
Lo
material es un mito. Luchamos por ganarlo y cuando aparentemente lo logramos
todo, algo nos lo quita para siempre. Hay veces nos olvidamos convocar al dios
en que cada cual cree. Hay dioses que regalan mal y hay Dios que regala bien.
El
bien y el mal son dos muros en los que caminamos por un largo camino que es la
vida. Debiendo ser un camino silencioso, muchos escogen un camino clandestino,
festivo a extremo, sin horizonte, triste, que sólo dejan agujeros en el alma y
preocupaciones en la conciencia.
Esta
tarde tomando un café, he podido correr las cortinas de mi ventana y
envolviendo mis manos en un horizonte sin luz, he parpadeado para cerrar la
tarde y esperar a mi prójimo para darle
un abrazo… y sentirme en paz.
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