ESCRIBIR UN
LIBRO?
Siempre
me atrajo la poesía. La escribo desde mi adolescencia, así también cuentos,
novelas y relatos cortos. Es un placer sin nombre dedicar el tiempo a hacer de
mi imaginación un crepúsculo de novedades. El teatro, la danza, la música
instrumental y coral, la zarzuela, fueron aspectos que desarrollé desde que
estuve en la escuela primaria. Me aterraba y aún sucede, la idea de salir al
recreo y exponerme a patadas, empujones, y otros una especie de bullying de la
época, venido a moda ahora. Me agradaba seleccionar a los recitadores, actores
de todo tipo de expresiones artísticas, en la primaria y en secundaria.
Así
transcurrió el tiempo respirando la alegría de expresarme en un lenguaje
diferente que al común de la gente que me rodeaba. No era vanidad personal, era
algo que no podía guardar dentro de mí sin darlo a conocer, sin expresarlo.
Escribir
poesía ha sido la batalla con el insomnio, de los alejamientos cotidianos en un
rincón de mi casa o mi taller, y me he mantenido así hasta la fecha. No sé si
mis versos son luminosos y sonoros como decía el poeta César Calvo, pero siento
que es lo que debo expresar para que los demás opinen sobre lo que escribo. Es
agradable salir del corriente y mundanal ruido de la ciudad estando en ella, y
componer los versos más elocuentes a cualquier hora.
El
2012 tuve oportunidad de presentar mi primer poemario “Vuelo y Rondas de Luz”
en el Instituto de Comunicación y Diseño “Toulouse Lautrec” de Chacarilla en
Lima. Fue un éxito y los comentarios de quienes me presentaron esa noche, dicen
de algo más que una simple poesía. Meses después y por indicaciones de mi amiga
Nikita Shardin, me acerqué a la BNP para formalizar la existencia de mi
poemario. Como era de esperar el trámite ha sido burocrático y recién hoy, dos
años después mi poemario fue inscrito oficialmente en dicha institución.
Ahora
me explico la informalidad en todo lo que se produce, crea, o trabaja en el
Perú. Instituciones como la BNP que no pagó mi formación profesional, ni ha
contribuido en nada al trabajo y costo de mi trabajo, me exige bajo pena de
multa con media UIT o no mayor de cinco,
el que cumpla con sus normas absurdas, como es escribir un texto donde se la
nombra.
Por
ello hay una suerte de fuga de los pensadores y creativos literarios. Por algo
se piratea toda creatividad en nuestro país, y no se castiga a quienes hacen
uso y abuso de esta modalidad. Los artistas e intelectuales tenemos un
desencuentro con instituciones como la BNP, porque a ella le conviene lo suyo. Instituciones
burocráticas como la BNP deberían estar para perseguir, castigar y multar a
quienes piratean la creación de otros, no para perseguir, amenazar y castigar a
quienes somos los creadores del asunto en litigio.
Hay
una especie de alquimia viva que confunde a quienes somos los creativos, los
pensadores, y debemos llegar a la sumisión para avanzar en lo nuestro.
Después
de este capítulo que cierro hoy, quiero agradecer a los editores, ilustradores,
y pacientes amigos Aldo Díaz y Milton Miranda, quienes desde la ciudad de
Trujillo donde se imprimió el poemario, han debido pasar por las mismas erosiones
de lo que significa producir arte en el Perú.
Sueño
que alguna vez en Estado en vez de castigarnos, nos brinde la esperanza de ser
reconocidos y bendecidos en la mejor de
sus liturgias. Que nos mire en silencio, y que con una pizca de su
desorganizada-organización pueda hacernos la vida más fácil y llevadera con la
poesía y otras expresiones…..
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