CIENCIA Y ARQUITECTURA
Todos hemos venido haciendo oídos
sordos a las advertencias de los entendidos a cerca del cambio climático en
nuestro planeta. Hemos aprendido hace tiempo a desvirtuar los consejos de los
especialistas. Nos hemos creído eruditos consejeros de las desgracias en el
planeta tierra, y hemos falsificado consejos, conceptos, opiniones a la deriva
sin preocuparnos del mal que hacemos a quienes creen nuestros fundamentos sin
base científica.
Lo que sucede en nuestro territorio
hoy, es similar a los padecimientos de climas adversos en muchas partes de la
tierra. Lo que vivimos ahora, es la aplicación de una receta equivocada. El
paciente se ve afectado de manera terrible con las duras manifestaciones de la
naturaleza. No hemos aprendido a hacerle
caso a la ciencia. Nos dejamos llevar por lenguajes equivocados, por agoreros
convenidos, y por las autoridades bien gracias.
La ciencia debe especializarse, para
informarnos con precavida anticipación más. Debe ampliar sus estudios, consultar
con otros científicos ilustrados, hablar con las autoridades de los lugares
donde se ha vivido una catástrofe igual o similar. La ciencia debe demandar a
las autoridades de turno, prevenir para no lamentar. Evitar las presiones de
uno y otro lado para que cada interesado saque agua para su molino, afectando
la economía y la vida de de los pobladores.
La ciencia podría haber evitado la
catástrofe climática que estamos viviendo, si trabajamos a conciencia, nos
actualizamos en conocimientos e investigaciones y escuchamos a los que han
pasado por tragedias similares. La ciencia debe establecer un control estricto
ante los arquitectos y constructores para no construir donde un huaico, o una
crecida del río o el mar, afecten cruelmente como ahora lo estamos viviendo.
Pero también los arquitectos e
ingenieros deben respetar normas en los terrenos donde se diseña y construyen
viviendas, conjuntos residenciales, casas de campo, balnearios, o desatendidas
construcciones de improvisadas libertades.
Lo que está pasando con nuestro país,
es culpa de todos ellos. Pero además de la improvisación, la poca escucha a los
entendidos, el equivocado concepto de libertad para construir donde me viene en
gana. Este es un gran pecado para los alcaldes y autoridades regionales como
distritales, que se congraciados con los vecinos permiten construir donde no se
debe.
Dios escuche que nuestros
padecimientos de hoy, no caigan a saco roto. Que todos, autoridades y peruanos
en general, aprendamos a respetar las reglas de la construcción teniendo en
cuenta que cíclicamente los huaicos y rotura de puentes de producirá en nuestro
territorio. Así escuchándonos unos a otros y respetando las normas, evitaremos
un futuro incierto, sin planificación, sin enajenados expresiones que nos hacen
ver ante el resto del mundo como un país desordenado, desorganizado y
destruido……y hasta salvaje.
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