DESCIFRANDO
LA HISTORIA
Engendrada con amor, cuidada como un
tesoro. Fue un halo de luz que iluminó nuestras vidas para aprender que cada
día tiene el sentido de vivirlo en plenitud viéndome realizado en la marea de
los aplausos y los triunfos del artista, el maestro, el esposo, el padre.
Cuando pequeña iba y venía de Ciudad
de Panamá, donde su madre había regresado para encontrar mejor manera de
manejar nuestra economía. Entonces yo era un joven de 30 años y me encontraba
en la primavera de mis pies, descansando después de un periplo de varios años
por América Latina y diseñador-colorista de Industrias Nettalco S.A., una
importante empresa textil cuya autoría de las “Telas Juilliard” no tenía
competencia en el medio.
Era la época que mi obra de pintor se
exhibía en renombradas galerías y museos de mi recorrido cultural. Así me
abrieron sus puertas la Galería Siglo XX de Quito(Ecuador), la Sociedad
Colombiana de Arquitectos(Cali), el Museo de Arte Contemporáneo, Galería
Colseguros, (Bogotá), Museo de Zea(Medellín), Banco de la
República(Barranquilla)en Colombia, la Universidad Nacional, Casa de la
Escultura(Panamá), Galería de Artes y Letras(Costa Rica) y otros…También los
institutos alemán, francés, y norteamericano programaron mis conferencias sobre
arte en el Perú…los aplausos resplandecieron alrededor de un joven artista
peruano que viajaba haciendo uso por primera vez en la historia del Convenio
científico cultural y educativo “Andrés Bello” para los países del Área Andina…
Aún la recuerdo en uno de sus viajes
a Lima, cuando mirando por la gran ventana de mi departamento de “Los Halcones”
en San Isidro, le preguntaba cuánto me quería y ella mirando hacia el edificio
más alto me respondía “grande papá como el edificio que está allá”….Así fue su
amor, su querer. Nos vimos muchas veces en Lima y en Panamá. Pero la historia
cambió no necesariamente de mi lado. Era como que de la noche a la mañana un
hueco atravesaba mis manos y me quedé inmóvil, sin saber qué hacer, si callar
el misterio o buscar las aguas tranquilas que ocultan pacientemente los
errores.
Sin embargo las hogueras intangibles
quedaron carentes de murmullos y mi silencio se ocultó en la profundidad del
mar que baña mi amada Lima. Los años fueron tejiendo historias ajenas a mí,
vacíos que no pude llevar, horizontes que la llevaron muy lejos y un intento
judicial de adopción, para hacer de este árbol trizas.
El artista, el maestro continuó con
su tarea diaria, con el papel que como tal le brindó la sociedad en una ciudad
cucufata como Lima. Así pasaron los años cada vez eran menos elocuentes. Finalmente
una noche coordinando una actividad familiar en Lima, la soberbia desató una
discusión que terminó en silencio permanente, en ruptura total.
Hoy se han roto todos los vínculos, es
imposible alcanzarnos para conversar, estamos a la deriva, parece que los
afectos han muerto cuando las palabras fuertes hieren el alma, y agita las
conciencias. Mi corazón solo guarda amor, ofrendas de vida tranquila…
Hoy solo quiero el silencio, donde
aún existe amor…..
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