Fuente: www.madridya.es
DIA
DEL PADRE
La fecha tiene sentido
comercial. Todo se convierte en un promocionar para comprar. Finalmente del
cuero salen las correas, es decir, la compra se suele generalmente hacer con el
dinero del festejado, el padre de familia.
Hoy los hijos conocen menos
a los padres y la fiesta debe servir para interesarse más a los hijos de lo que
hace, consume y usa su padre. Es posible que los hijos no sepan dónde y en qué
trabaja el padre, qué profesión o actividad realiza, si usa o no lentes y por
qué, qué le gusta tomar más entre comidas, qué color le agrada, qué periódico y
revistas lee, cuál es su músico o literato favorito, de qué equipo de fútbol es
hincha, con qué vestimenta se siente más cómodo, cuál es su plato favorito,
cómo era él cuando tenía mi edad, cuál es el juego que más le divertía…en fin
tantas preguntas, que no se atrevió a
considerar antes como importantes.
Es que el atropello de lo
comercial cierra las ventanas del amor, del tierno amar al padre como amamos a
nuestra madre y tomarlo como un ejemplo de lo que soñamos ser en el futuro
imitando gran parte de él. Tener un padre es sonreírle a la vida toda, iluminar
nuestra vida, considerar que ese agujero de nuestras dudas e interrogantes
serán resueltas por su experiencia, su consejo, su ejemplo.
Así hoy recuerdo al mío. Mi
padre Carlos Enrique Bustamante Quédas, no está más conmigo, está en la Casa de
Dios. Allí donde el tiempo transita iluminando nuestro horizonte, donde el
recorrido de nuestro camino se hace menos duro con su apoyo y su ayuda, donde
su tratamiento enriqueció nuestros poros, fortificó nuestra piel y dejó un
eterno beso en nuestras mejillas.
Era mi padre un trabajador
incansable. Éramos 7 hijos y mi madre. Su sueldo alcanzaba para pagar colegio
privado, universidad y alimentos tres veces al día. Nos compraba ropa y calzado
cada cumpleaños, para fiestas patrias y en navidad. Estuvo con nosotros cuando
alguno quiso dar un salto al vacío confundido en su decisión. No estableció
frontera entre sus hijos. Dosificó su amor junto al de nuestra madre para cada
uno de sus retoños.
Acostumbraba a leer los
diarios La Prensa y El Comercio. Continuaba su periplo literario con las
revistas Selecciones, Life, Peneca y
Billiken. Cumplió con su hogar, y siempre entendimos que su amor por
nosotros era inmenso, grande, infinito y nos convocaba con su ejemplo a ser lo
que ahora somos. Tenía un brillo especial en sus ojos azules verdosos, que
parecían transparentar su criollo hablar, sus historias inventadas, su regreso
cotidiano a la vida para revitalizarla. Ya mayor volcó su entrega silenciosa a la oración para sonreírle al sol
y rendirle un homenaje a la vida.
Su respiración se apagó
cuando llegaba casi a los 92 años. Lúcido, bromista, cariñoso, confesor de sus
afectos, tejiendo con sus palabras su cultura, su entrega, su lucha, su amor
con la misma energía, aún cuando ya mamá no estaba.
Hoy quiero recordar en el
“Día del Padre” su ejemplo, su encuentro con mamá en el malecón del Puerto de
Paita en Piura, su desmedido amor por la música criolla, sus manos tiernas, sus
cabellos plata, dándome clases con palabras que no cansa. Ajeno a la ironía que
acompaña a los viejos que han actuado mal, valoraba lo mejor de nosotros, Recordaba
el nombre de sus hijos, nueras y nietos. Prodigaba el mismo respeto por cada
uno, mientras incansable nos expresaba su profundo amor por nuestro Perú.
Hoy quiero reflejarme en el
espejo de sus ojos y decirle con tristeza que aún lo extraño y que mi oración y
sus claveles rojos permanecerán siempre en el
camposanto donde ·”bajo tierra descansa con su amada esposa” para
agradarlo, para cumplir su pedido final, para seguir sintiendo sus caricias en
los rincones más profundos de mi alma.
¡ Feliz Día del Padre!
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