Una web oferta 170
templos y casas parroquiales ante la falta de fieles
Autor: Enrique Müller
Fuente: elpais
Duisburg. Se vende. 600.000.-€
El anuncio que se puede leer en
la pagina web del Arzobispado de Berlin (www.erzbistumberlin.de) es breve y
tiene muy poco que ver con la misión evangelizadora de la Iglesia católica y
menos con las solemnes celebridades de Semana Santa. Bajo el rubro Inmobilien,
el arzobispado intenta desde hace varias semanas vender una capilla y una
iglesia construidas en el siglo pasado en los Estados de Brandeburgo y
Mecklemburgo-Pomerania Occidental y que se quedaron huérfanas de fieles. Por ejemplo,
el precio de una capilla en la localidad de Loitz es de 20.000 euros, e incluye
un terreno de 1.057 metros cuadrados y una iglesia construidas en el siglo
pasado. Una nave de 175 metros cuadrados de superficie y un terreno de 952
metros se vende por 135.000 euros.
La Iglesia evangélica, que sufre
el mismo mal que la católica, decidió utilizar las herramientas de la
informática para poner a la venta los templos que ya no puede financiar por
falta de dinero y también a causa de la huida masiva de creyentes. Para
facilitar la venta de sus templos, la Iglesia creó la página
webwww.kirchengrundstuecke.de donde anuncia la venta de unos 170 templos y
casas parroquiales y 140 terrenos baldíos.
La Iglesia evangélica clausuró
entre 1990 y 2010, 340 templos de los cuales 46 fueron demolidos y es muy
posible que otros mil templos tengan que ser cerrados en las próximas dos
décadas a causa de un problema que el pastor Reinhardt Maiwack, portavoz de la
institución, conoce de memoria. "Entre 120.000 y 150.000 personas
abandonan la Iglesia cada año", dijo el pastor a EL PAÍS.
Las estadísticas de la Iglesia
Católica son similares. Según el informe anual 2011-2012 de la Conferencia
Episcopal, 126.488 personas abandonaron en 2011 la Iglesia católica alemana,
una sangría que obligó a los obispos a cerrar más de 400 templos. "En los
próximos 10 años se calcula que unas 700 iglesias dejaran de ser utilizadas
para celebrar la liturgia", dijo el portavoz de la Conferencia Episcopal,
Mathhias Kopp
La venta de iglesias católicas y
templos evangélicos en Alemania obedece a una ley categórica que impera en el
capitalismo. Sin dinero y sin fieles, las naves religiosas pierden su razón de
ser y las autoridades deben vender los edificios donde antiguamente se
predicaba la palabra divina. Según estadísticas oficiales, actualmente hay en
Alemania un 10% menos de católicos y un 17% menos de evangélicos de los que
había a comienzos de los años noventa.
Pero la venta también dejó al
desnudo un fenómeno que nunca ha terminado de ser aceptado por los fieles y que
provoca inquietud. La gran mayoría de las iglesias que se venden son
convertidas en atractivos restaurantes, pistas de baile, gimnasios y oficinas
de lujo como ocurrió con la iglesia evangélica Stephanuskirche, en el elegante
barrio Eimsbüttel de Hamburgo, o con el monasterio de Geistingen, cerca de
Colonia, que fue transformado en un lujoso complejo de viviendas.
La metamorfosis de los templos
religiosos en centro de consumo o en oficinas de lujo, que había sido aceptada
de mala gana por los fieles, provocó recientemente una terrible polémica en
Hamburgo, una ciudad rica, culta, liberal, tolerante y que está orgullosa de
ser, como reza uno de sus lemas más conocidos, "una puerta abierta al
mundo".
La famosa tolerancia hanseática
se hizo trizas cuando la población se enteró, a comienzos de febrero, que la
iglesia evangélica Kapernaum ubicado en el barrio Hamburgo-Horn, y que aún luce
una torre de 44 metros de altura, había sido adquirida por una comunidad
musulmana, para convertir el histórico edificio en una mezquita.
La comunidad musulmana turca
Al-Naour dará a conocer a la opinión pública en breve los planes que tiene para
remodelar su interior y ya ha prometido que la fachada seguirá siendo la misma
y que la famosa torre no será convertida en un minarete. "Lo que fue una
casa de Dios, seguirá siendo una casa de Dios", dijo Daniel Abdin, el
líder de la comunidad. "La casa estará abierta a todos los que deseen
visitarla".
El edificio había dejado de
funcionar como templo religioso en 2002 a causa de un mal que aqueja a la
Iglesia evangélica y a la católica por igual. Más de 100.000 creyentes cada año
dejan de asistir a los servicios religiosos y, más grave aún, dejan de pagar el
diezmo. El templo de Hamburgo-Horn fue adquirido en 2005 por un empresario que
prometió transformarlo en un parvulario. El proyecto nunca prosperó y, a fines
de 2012, la comunidad Al-Naour, adquirió el edificio.
El negocio inmobiliario acabó con
la convivencia pacífica entre cristianos y musulmanes en la tolerante y hermosa
ciudad de Hamburgo y contagió al país con una polémica inédita que amenaza con
envenenar las, de por sí, delicadas relaciones interreligiosas entre el mundo
cristiano y el musulmán, en un país donde viven más tres millones de personas
que rezan al profeta: ¿Permiten las reglas que rigen la vida de los evangélicos
y católicos, convertir un templo en una mezquita?
La Iglesia evangélica reformó sus
estatutos y el año 2007 prohibió esa posibilidad, pero la medida no afectó a la
venta del templo en Hamburgo. Los contratos de compra-venta de templos que
firma la Iglesia católica incluyen, desde 2003, una cláusula que impide la transformación
de un templo en una mezquita.
La obispo de Hamburgo, Kirsten
Fehrs, intentó apagar el incendio con una frase que causó irritación entre su
rebaño. "La Iglesia seguirá siendo una casa de Dios", dijo, y añadió
que deseaba llevar a cabo un dialogo entre cristianos y musulmanes libre de
prejuicios, una visión que no comparte, por ejemplo, el pastor Ulrich Rüss,
quien señaló que la divisa, "media luna en lugar de un crucifico",
además de ser contraproductiva dejaba al desnudo los efectos negativos de la
secularización y los deseos de la religión musulmana de seguir expandiendo su
poder en Alemania.
El obispo auxiliar católico de
Hamburgo, Hans Jochen Jaschke fue un poco más lejos y se atrevió a calificar la
operación de compraventa del templo evangélico como una desgracia y que era
impensable intercambiar Ia Iglesia y el cristianismo con el islam, una opinión
que también fue apoyada por la dirección regional de la CDU, el partido que
preside la canciller Angela Merkel.
La polémica en torno a la iglesia
reconvertida en mezquita alcanzó, hace una semana, un grado peligroso y que
puede convertir el barrio en un campo de batalla, cuando unos 300 neonazis
llevaron a cabo una protesta para impedir la herejía. De inmediato la
agrupación Hamburgo contra Nazis convocó a sus miembros para que se apostaran
en las inmediaciones de la iglesia. La sangre no llegó al río Elba gracias a la
intervención de la policía, pero el incidente marcó el comienzo de una
primavera caliente.
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