ENTRE EL TIEMPO Y EL ESPACIO
(EB-23 mayo 2007)
El tiempo para mi es el otoño del patriarca,la síntesis de la locura cotidiana, el silencio de los que dejan de ser inocentes en el alcohol, las drogas y el sexo fuerte. Muchas veces olvidamos que el tiempo es cruel con nuestras acciones. Es el cáncer que va mermando nuestra energía y consolida el alma y el cuerpo, en una atmósfera real alimentada y doméstica.El tiempo es las manijas del reloj zapateando nuestra médula, para hacernos víctima de su locura. Es el tiempo, nuestro árbol genealógico juntando más parientes y alejando a nuestros amigos. Es especialista el tiempo, en convertir nuestro final en un invernadero, cuya belleza se ausenta y nos abandona día a día.
Es espacio nos hace prisioneros de nuestros gustos y nuestra secretas pasiones. Nos permite evolucionar en las paredes de nuestro espejo personal y el callejero. El espacio nos atiende en el rincón donde nuestra raza se revuelca a sus anchas y el jardín aún florece.El espacio, es saber que en el lugar de la ciudad de Lima donde me encuentre...en el lugar del mundo donde placenteramente soy atendido....siempre extraño ese rincón lleno de color que es mi taller. Allí me esperan mis palomas, mis búhos, mis pinceles caminando sobre una blanca tela, realizando mis sueños más preciados. Los lienzos que cada vez gustan más a los compradores ocultos, cuya campaña estética nace como un rocío hermoso en su piel de artista. Allí en mi taller, existe el voto de castidad, el silencio conventual de Chopin y Mozart lavando mis pecados mentales. Allí es espacio en la cabeza, en cada poro de mi piel, en mis cabellos blancos que van desapareciendo por culpa del tiempo. Entonces aprendo a ser calvo, encorvándome como el génesis de mi biografía no acariciada.
Mientras al otro lado estás tú, musicalizando mi visita al mundo de la calle, del barrio, del instituto, la escuela, la universidad, la parroquia, la bodega de la esquina...el sabor de nuestro Perú que tiene de inga y también tiene de mandinga. Impotente ante el dolor, la enfermedad, la miseria, la delgadez de mi cuerpo, la crisis de valores y la ausencia del verdadero amor. Entre tanto los ángeles visitan mi lugar, mi espacio y me regalan su tiempo, mi tiempo ido y el que está por venir. Susceptible ante la crítica, el dolor físico, el pensamiento esquivo, el reto de la naturaleza, la mala costumbre de mentir para tapar los pecados cotidianos. Así voy aprendiendo las necesarias técnicas de supervivencia en este espacio de la Lima que ya no es la “Ciudad Jardín”, ni la de antaño señorial y virreinal. Lima, cuyo espacio es la equivocación de incautos conquistadores meciendo el mercado de los metales preciosos para enriquecer al rey de España. Mercaderes de ayer y de hoy, prestos suicidas de las calles sucias y botánicamente secas.
Sólo te ruego que cuando el otoño te llegue, no detengas tus sueños, no abandones tu ruta, sigue el camino, llega a la meta que al final de ella estaré siempre yo esperándote para darte un fuerte abrazo. El mejor abrazo, que te convertirá en fresco manantial para correr tras las almas buenas. Para reimplantar las alas de mis aves y poder volar al infinito, donde los sueños se hacen realidad cada mañana. Donde los preludios sacros te invitan a la pasarela del intelecto, mientras tu vientre se alimenta de atenciones mil y aplaudidas loas. Así en ese momento como también hoy, te diré: gracias por leerme, muchas más gracias por creer en mí. Vas camino a convertirte en la fuerza espiritual que agrada a Jehová y aplauden los hombres de la tierra que tienen un buen corazón….Amén.
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