SOBRE POLÍTICA Y OTROS VICIOS
(EB-1 abril 2011)
Falta escasos días para reencontrarnos con la aventura de elegir otro gobernante por cinco años en nuestro Perú. Y digo “aventura” porque nunca se sabe con qué sorprenderá el nuevo elegido a los peruanos. Una cosa es ofrecer, otra cumplir. Una bla, bla, bla y otra silenciar para no explicar sus errores y otros males de los políticos del siglo.
Los políticos siempre han ocultado sus verdaderas intenciones. De pronto nos sorprende (previa aprobación por sus aliados en el congreso), con medidas que nos dejan atónitos y anonadados. Y es que como dijo Alan García “en política, no hay que ser ingenuo”. La ingenuidad es propia de inocentes niños, y en política hay que ver las cosas de todo ángulo para encontrar el apropiado y emitir nuestro voto sin caer en lo estúpido. Eso de insultar al oponente, tirar huevos y piedras, y criticarlo cada vez que se abre la boca, es victimizar al contendor y hacerle el camino para un triunfo seguro. Por ello me parece mal que la crítica destructiva (no la sugerida), sea la causante de cómo la gente da el triunfo que también nos sorprende, a candidatos que han sido castigados con el insulto.
Nadie puede arrastrar los errores cometidos por sus padres, familiares u otros, si es que en el momento no tomaron parte directa del asunto. Cuando se es el “cerebro” de levantamientos y se dirige desde lejos atropellos contra la Patria, es gravísimo y debe ser castigado. Cuando se recibe dinero del extranjero (la pregunta es ¿a cambio de qué?)y se quiere tapar con el dedo el desprestigio que eso significa, cuando con un sueldo de clase media se vive en zona residencial con autos de lujo, guardaespaldas y viajes al extranjero…siempre nace la duda y es difícil borrarla de la mente de gente pensante e inteligente.
Grave es ofrecer ser el salvador de la situación económica de un gran sector de la población peruana haciendo promesas que no están presupuestadas. Grave es hacerle creer a la gran masa, que una vez emitido tu voto se volteará la tortilla (que los pobres comerán pan y los ricos comerán m…).Más grave aún, es utilizar canallescamente la imagen de la gente humilde para ganar votos. Los políticos deben aprender a amar la Patria, amando a sus ciudadanos. Es patético ver cómo se gasta tanto dinero en pancartas, gigantografías, afiches, volantes, publicidad en la televisión, periódicos, radio, fabricación de cachivaches(gorras, polos, llaveros, lapiceros,almanaques,etc.) para engañar al pueblo…cuando muy bien podría hacerse una campaña austera que permita que ese multimillonario fondo de las campañas políticas sea donado a una institución de caridad, o repartido entre los millones de peruanos que carecen de trabajo, o de un auxilio económico del gobierno de turno.
Sé que la política nunca va como doctrina del hambre y la necesidad de las grandes mayorías, pero nada pierdo soñando con una utopía que propongo. El tiempo siempre me dará la razón, cuando quien salga elegido olvide sus sentimientos, los abrazos y besos, la degustación en los mercados populares, la ensuciada de zapatos en los cerros de la ciudad capital y otras escénicas manifestaciones propias del mejor actor de teatro de nuestra época. Así una vez más veremos que al elegido no le interesa conocer a esta gente, le importará nada su condición, se creerá un emperador o rey en una comarca donde sólo él, su familia y sus lacayos serán los que disfruten vaciando las arcas del país….Entonces el elector, el ciudadano de a pie vivirá decepcionado cinco años…Para después volver a reengancharse con otro político con la nostalgia de lograrlo esta vez. Creo que si mantenemos como ejercicio la memoria del no olvido, la próxima no nos engañan.
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