LEJOS DEL PERÚ: EL SUFRIMIENTO
(EB- 15 marzo 2011)
Nadie comprende el dolor ajeno, hasta que lo sufre. Es una histórica frase que nos obliga a liberarnos de nuestro egoísmo y soberbia, para ponernos en el cuerpo y alma de los demás y entender lo que pasa en el mundo hace rato, y cercano a nuestra casa, cada hora. Nadie puede contarnos su historia personal donde el sufrimiento (psicológico, económico, espiritual, corporal, material, etc.) no sea el principal actor. Es que el sufrimiento está aferrado al hombre desde su nacimiento e indefinidamente en unos y otros.
Sufrir, es perder la brújula usual de nuestro pasar bonito, para sumergirnos en un capítulo que no quisiéramos vivir, y mucho menos repetir, salvo que andemos en busca de vivencias sado-masoquista. Sufrir es un daño o castigo en alguna región de nuestra existencia. Tener que tolerar, aguantar, muchas veces callar, consentir, resignarse a permitir que nuestra paciencia alterándose, soporte el capítulo que debemos obligadamente vivir. Sufre la madre cuando da a luz al hijo, y sufre el ser humano en diferente nivel para cada paso que da al llorar, hablar, caminar, amar. El sufrir está encarnado en el hombre como parte de su propia vida.
Hay sufrimientos que son permanentes y hay otros que llegan como estímulos pasajeros, para superarlos, olvidarlos o cargar con ellos para siempre. Hay gente que toma el sufrimiento como parte integral de su yo, y convive con él en plena democracia y en una continua y casi aceptable relación. Hay otros que piden al cielo sufrimiento para purgar las faltas y pecados de otros. Y los hay que con sus acciones castigan a un sufrimiento eterno a los llamados en la sociedad: pobres, desvalidos, miserables, parias, marginados, etc. Estos últimos son los que con sus actos ocasionan grandes catástrofes económicas que lanzan al abismo a los seres humanos dependientes de una economía de mercado. Y también están los que ejerciendo un mal gobierno crean pobreza para más ciudadanos, sin el menor escrúpulo.
No soy partidario de manejar a los políticos que heredarán el país para levantarlo o encúmbralo, o para aplastarlo y darle la libertad económica y política que haga a más peruanos libres. Indirectamente, creo estar contribuyendo a formar en las aulas y en mi entorno, mejores personas, sin protestar; hombres más compresivos con el vecino, el compañero, el insatisfecho; inteligentes seres humanos que puedan comprendiendo las diferencias, hacer algo por el prójimo. He venido creando aparatos invisibles de seguridad psicológica y creativa para que eso sucediera, y veo sus frutos. Ahora ellos y yo, debemos tratar de ser fieles y leales al Perú, para hacerlo mejor, grande, y exento de todo sufrimiento. Por el bien de todos o la mayoría de nuestros hermanos peruanos.
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