EMPATÍA Y ABSTRACCIÓN
(EB-9 marzo 2011)
A partir de entonces, duerme todo el tiempo posible. No considera ni reflexiona, sólo trata de olvidar el realismo de un maltrato que la impresionó hasta las lágrimas. Tiene la obsesión de acabar con todo y poner fin a su existencia. Ella es artista y como una actitud objetiva, se exige, se activa psíquicamente cuando es atacada y ve derrumbado su orgullo propio. No hay acto que humille más a alguien y a la vez que lo levante para enfrentarse al enemigo, que el orgullo. Sentimiento inexplicable en muchos casos, pero que bueno para salvarte de la humillación permanente. Como una fotografía psicoanalítica, su preocupación fue inmediata y su ritmo de colaboración se mermó automáticamente.
Antes de pasar al mutismo donde sus palabras se ausentan y el ceño se frunce en un rictus de profunda tristeza, ella recordó la experiencia de años atrás donde en un convento internada como estudiante en formación, era obligada a realizar tareas menores en inodoros, cocina y patios. Es decir, su categoría de alumna protegida, era desequilibrada al obligarle hacer tareas no calificadas para su ocupación de estudiante notable.
Ahora olvida las horas de un día hábil y se interna en su mundo para ayudarse tal vez, a entender el por qué hay superiores o jefes que maltratan a las personas a su cargo. Y por qué no existe lógica en el orden interno de una empresa o institución que cree que quienes por recibir un sueldo, son mediatizados, esclavos y siervos feudales. No entiende por qué hay una relación engañosa entre la sonrisa y el complejo interior del que manda, de quien impone órdenes.
Si examinamos la historia hay un informalismo en el maltrato hasta que las luchas condujeron al trabajo con jornada de 8 horas. Los trabajadores ganaron introduciendo en las reglas un trato mejorado en la tarea laboral. Pero ella entiende que aún en pleno siglo XXI, existen jefes con mentalidad difícil de olvidar y comprender que está tratando con seres humanos contratados para tal o cual función, no para hacer todo lo que se le obligue a hacer en el trabajo o centro laboral.
Ya es de madrugada y ella duerme plácida proyectándose internamente a una vida mejor donde la empatía y el respeto prime sobre el abuso y el maltrato. Sueña con la posibilidad de cambiar oportunamente de trabajo en un lugar donde encuentre mejores jefes, mejor sueldo, y civilizados compañeros que entiendan que aceptar el maltrato, es permanecer sin identidad frente al abuso.
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