LA POBREZA Y LA TACAÑERÍA
(EB- 12 de mayo de 2010)
Alguien comenta por allí de una persona amiga “es tanta su tacañería que no sale para no gastar”. Es decir vive encerrado y ahorra en todo para guardar el dinero con una vida austera donde el dinero termina en cuentas de banco, y lo aleja de su billetera. Eso que se llama “tacañería” es una virtud distorsionada que poseen muchas personas para mal de los que no lo somos. Mezquindad para gastar, hacer la menor cantidad de gastos y ahorrar asistiendo a invitaciones que no cuestan nada, es el indicativo direccional de los tacaños.
La tacañería es una enfermedad. En muchos casos es reflejo de carencias afincadas en la niñez y juventud. Llegar a viejo siendo tacaño, es inconmensurable falta de conciencia y respeto para los demás. No se puede hablar de miseria cuando se posee fortuna y dinero guardado en instituciones financieras y próximas mensualmente a recibir. No revela personalidad sana, el despertar para ahorrar no desayunando, no llamando por teléfono, para robustecimiento de los baúles de la tacañería sin conducta. No podemos hacer uso de la movilidad ajena para acercarnos a nuestra casa y ahorrar. Es irracional ser tacaño. Es lamentable, pero el diccionario de la Academia española de la lengua tiene otros sinónimos más duros para calificar a quienes proceden de esa manera: ruin, miserable, mezquino.
Vivir con lo más mínimo ahorrando de manera oscura, contando miserias y necesidades inexistentes, y luego sorprender con la adquisición de algo costoso, es propio de seres incompletos. Con imaginación malévola. Una cosa es ser pobre porque se carece de fortuna, y otra es aparecer como pobre y hacer crecer su fortuna personal, para eludir gastos y conseguir todo a través de terceros. Acumular bienes y no compartirlos es de naturaleza diabólica. Dicen que la tacañería es uno de los actos más odiosos de la persona humana, pues termina contaminando todos sus actos. Es terrible la falta de generosidad cuando se tiene los medios. Una acción así aleja a los verdaderos amigos, y acerca a los interesados en desbaratar y apropiarse de los bienes materiales del tacaño.
Los tacaños son desleales a la verdad, calculadores con las riquezas de la comunidad, ajenos a la espiritualidad y la tradición. Alguien escribió por allí “El tacaño visita poco el excusado e incluso esos momentos de liberación le causan un inmenso desasosiego. Su estómago es una caja fuerte y sus intestinos son estrechos y congestionados. Es un sistema cerrado perfecto: todo va hacia sí mismo. El tacaño del alma transmite un sentimiento de miseria que incluso poco tiene que ver con lo económico, es más una sensación de desaliento y asco al mismo tiempo. La vida para estos seres no es derrochar, sino acumular: pelea más que pérdida cuando llega la muerte.”
Así que queridos lectores si desean vincularse de mejor manera con la comunidad, la familia, la pareja, los amigos, los hijos y todos los demás humanos del planeta…deje de ser tacaño por 24 horas y verá cómo la sonrisa de su mundo se hará más amplia, más colorida, menos tacaña.