JULIO MES DE BANDERA
Julio
es un mes de emociones muy fuertes, al menos para mí. Es el mes de la Patria,
esa que me dio la oportunidad de nacer en ella y me brinda la oportunidad de ser
alguien con DNI y fronteras. Con aire propio y manantiales por doquier, donde
el agua parece lavar cada hora mi cuerpo de peruano enamorado, del color de
nuestra bandera.
Es
el mes que me recuerda al Generalísimo don José de San Martín soñando en
Paracas con crear una bandera inspirada en las aves del lugar. Es el mes del
desfile del último hombre en los campos de soldados y en marcial paso,
demostrar cuanto darían por defender nuestra patria. Julio, mes de la patria,
de la bandera, de los soldados, y de nuestros héroes que publicaron su hazaña
en el corazón de los demás peruanos.
También
julio, es el mes del maestro. De los que cómodamente trabajamos en un colegio
de categoría, y del maestro que hace milagros para hacer su clase en un lugar
remoto del Perú. De los maestros hundidos en la selva monolítica y en los
paisajes andinos, que emocionan su garganta para cantar nuestro himno, a pesar
de las carencias, y del permanente olvido de las autoridades fariseas de
siempre. Del maestro que lentamente baja la cabeza para cerrando sus ojos irse
tranquilo a otro mundo, sabiendo que cumplió su noble tarea, aunque los
vivientes olvidemos su cara.
Es
julio el mes del descanso de nuestros alumnos, los que se lo merecen y nos que
deberían continuar la tarea para aprender de privada manera a respetar
obligaciones, horarios y despertar rápidamente su talento dormido..Es julio, el
mes de los encuentros y desencuentros, de las despedidas y las bienvenidas, de
los recuerdos y el cerrar las heridas, de las sombras habituales y las luces
que congregan la fe de la gente en su verdadero camino.
El
15 de julio se celebra la tradicional fiesta católica de Nuestra Señora del
Carmen. Allá en los Barrios Altos de la Lima antigua, donde la gente sensible,
religiosa y sumisa se entrega a rezar y cantar frente a su imagen. Donde a pesar
del tiempo, su culto no ha olvidado el sitial que merece en la corte celestial.
Julio
es el mes donde cada 27, mi padre Carlos Enrique Bustamante Quédas cumplía
años. Había nacido en Lima, de familias arequipeñas, cusqueñas y trujillanas.
Pregonaba su amor por Lima y su estirpe jaranera. Me hubiera gustado verlo este
27 sentado en su sofá, leyendo su diario favorito y conversando picaronamente
de los temas que bien manejaba.
Por
último, julio es un mes de luna llena (27) para darnos a entender que a pesar
de la indiferencia tenemos abundancia y podemos sumirnos alegremente en el más
hermoso sueño….